Poemas de humor : YO ERA UN ENCANTO III |
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Tuve que dedicarme un tiempo a la meditación
aunque las hermanas como Teresa y Rosario, decían que me dedicaba a la levitación pues las levantaba en el campanario. Pero yo no quería faltar a mi vocación más, cuando se encuentra la mesa servida ¡Cómo dejar pasar la ocasión! hay que darle trámite al pan alimentar el cuerpo y el alma eso nos trae calma. Aun escucho gritar al cura… ¡¡¡Oye… toca ya la campanaaaa!!! claro, no sabía lo que en la altura me encontraba… ¡¡¡Ya llevas media horaaaa!!! Y tocaba llamando a misa… ¡¡¡Tienen que ser tres… recién vas dos!!! ¡Lo cantaba y los contaba! después de la tercera… me bajaba. Desfilaban todas hacia la unción mientras yo miraba con gran satisfacción sonrisas, guiños y gestos… sí, creo que nací para esto. Mas no todo era felicidad, a veces pasaba unos sustos y era cuando ellos pecaban de justos, trataban de arruinar mi comodidad ¡Planean un castigo!... no importa… ¡yo estoy contigo! -gritaba la hermana Teresa en el postigo-… mientras le agarraba… algo más que el ombligo… si, también le agarraba el cabello… ¡Yo creo que me ha entrado el demonio!...- dije- mientras le ofrecía matrimonio… ¡¡¡Me hiciste el milagro San Antonio!!! -gritaba en su celda que nos sirvió de amatorio- ¡Yo te voy a sacar al enemigo, así tartamudee si hablo! ¡Como se estremecía la hermana Teresa! a mitad del exorcismo… casi se queda tiesa… ora arriba… ora abajo… con mucha ligereza blanqueando los ojos… como una tigresa. Agotada y desconsolada fingía llorar y miraba, las sábanas blancas, ahora tenían color, ella vestía de Eva, sin ningún pudor. ¡Ya no soy virgen como María!...-decía- ¡Yo tampoco soy carpintero como José! –repliqué- por tanto no tendremos ningún pesebre ni niños para que albergue. ¡Pensé que esto, tan pronto, no pasaría… pero si que algún día llegaría y que tal vez me dolería… ¡pero no me ha dolido… me ha gustado! Seguí los consejos de mi conciencia estoy aprendiendo con la experiencia, nadie nace sabiendo pero se aprende, ahora ya sé… desde que en esa celda encerrado con la hermana Teresa… me acostumbré. ¡Todo lo ha visto Dios!... ¡Cállate que si no, nos botan a los dos! -Tuve que decirle para que se callara… - ¡aquí dormimos abrigados… en la calle estaremos desarrapados-!... Yo era inocente, pero no tonto me gustaba la vida en aquel recinto quería quedarme, no irme pronto ¡Jardines, aire fresco y por las noches…! ¡Continuará! Delalma |
Poeta
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