jorgebelleret

Poemas, frases y mensajes de jorgebelleret

Selección de poemas, frases y mensajes mais populares de jorgebelleret


Lástimas que lastiman.

Qué lástima esta lástima que lastima,
y la ausencia de un dios en mi pascua.
Huérfana de fe y llena de pesadas cruces,
que duelen cada vez que quiero creer.

Qué pena que mi dios no suba a los cielos,
sino a los techos a mirar el hogar perdido,
un manto azul oscuro cubierto de estrellas,
que nunca lo pudo salvar de tantas almas.

Qué dolor que mi dios no sea omnipotente,
que él tema más de mi forzado ateísmo,
que yo de su total y condenador castigo
que hace arder mi alma entre llamas eternas.

Pero tengo un Jesús pequeño, de bolsillo,
que a veces le rozan las pelusas y estornuda.
Que me mira como pidiéndome una ayuda,
que me habla para romper el hastío del otoño.

Mi Jesús cree en mí más de lo que yo creo,
pone el rostro cuando otros muestran sus garras.
Paga mis deudas y nunca me pasa la cuenta,
saldamos diferencias en el fondo de un vaso.

Sufrimos cada cena como en la última cena,
cuando ya no quedan panes que multiplicar.
Los peces ya no abundan en los mares-cielo,
y su precio en el mercado es más que elevado.

Qué pena que la fe sea un negocio para pocos,
esos que levantan templos a su dios verdadero,
que si es verde, de papel y de cien, perfecto,
y si viaja escondido en doble fondos, mejor aún.

Qué suerte que mi Jesús pequeño se contenta
con mis palabras de tanto en tanto y mis lágrimas,
que brotan cuando duermo angustiado y le pido
que haga de mis sueños un refugio a tanto daño.

Poema de mi libro "Jirones de un poeta gris"

Pluma y tintero

Qué haremos cuando caiga el último querido,
cuando se marchiten aquellos abrazos
que nos sostenían en cada oscuridad…

Qué haremos cuando los enemigos lo sepan
y preparen sus tretas y armamentos
y se disuelvan como trampas en la noche…

Qué haremos cuando la espada hiera más
que un montón de palabras desafiladas,
y fusilen hasta el último de los poetas…

Qué haremos cuando todos tus libros
no tengan la esperanza de un libro más,
y sólo deshojemos poemas en tu funeral…

Qué haremos cuando el mar cubra la tierra
y no quede suelo donde poder morir de pie,
ni sembrar la última semilla de humanidad…

Habrá que abrazar a los queridos restantes,
habrá que vigilar al enemigo próximo,
y no subestimar la inteligencia de sus actos.

Habrá que afilar la pluma del tintero
e inventar un abecedario nuevo y amplio,
que tenga por contar lo aún no escrito.

Tan desamparado

Él nunca había pensado
que pensaría en lo que pensó,
y el día se hizo noche tan deprisa,
que se durmió soñando que despertaba.

Vaya artilugios tan groseros,
que volteaste tú misma los fusiles
volviendo mi suerte tan esquiva
al ser yo fusilado en su fusilamiento.

En mi balcón dejaste la nieve
que el invierno aún no trajo.
Y es difícil hacerse de un abrigo
cuando estás tan desamparado.

Tan cerca y tan lejos...
Te dejo un te quiero arrugado
como una necesidad,
como un pobre sentimiento.

ERRORES DE PUNTUACIÓN.

Una casa muda y ciega,
un teléfono olvidado,
todo a medio ordenar.

Un puñado de besos disecados,
el sexo en coma cuatro,
la utopía del olvido.

Un te quiero vuelto del revés,
la paz declarándome la guerra,
un soldado muerto entre mis brazos.

Dios que pasa sin dejar señales
en un cielo cada vez más gris,
lleno de cables y antenas rotas.

Camino sin punto de partida,
sin punto cardinal.
Buscando dos puntos suspensivos
para este punto final.

Juez y parte

Has vertido una tristeza
en el tintero amargo de mi inspiración,
donde mojo esta pluma y te describo
el sabor agrio de esta nueva pena.

Y ahora que la habitación
se ha plagado de lobos hambrientos,
habrá que ocultarse bajo las sábanas
y esperar a que disipe esta neblina.

He vuelto al lugar de donde
nunca debería haber escapado.
Una sonrisa o mil promesas
pueden volverte un fugitivo.

Te doy las gracias,
porque todavía me queda tu nombre
para llamarte si me pierdo.
Todavía queda sangre
para cortarse las venas
y que algo tenga sentido.

Hace falta un dios
para volverse ateo,
para tener con quien pelear
por este destino descosido,
que viste con harapos,
que huele a perfume barato,
a empleado de oficina.

Pobre de mí, que creía
en una justicia para dos.
Es imposible enfrentarte
cuando oficias de juez y parte.

UNA MUJER SOLA JUNTO AL RÍO

UNA MUJER SOLA JUNTO AL RÍO

Una mujer sola junto al río
perdiendo su mirada en el brillo,
es mucho más que una mujer,
es una belleza inexplicable.

Una mujer sola junto al río
es la nostalgia soltando anclas,
es la intriga de sus bellos ojos
queriendo adivinar el futuro.

Una mujer sola junto al río,
es la sombra de los árboles
acariciándole la espalda,
es una roca deseando su calor.

Una mujer sola junto al río
es el anzuelo de mi atención.
Una mujer sola que se sonríe,
sabe que no está sola en verdad.

Efectos de tu ausencia

La ausencia de tu llamada,
el silencio en tu mirada,
los ecos de tus pasos,
la neblina de tu razón,
el sol de mis deseos.

El sin sabor de la espera,
los amigos al rescate,
el corazón con ojeras,
las manos sin caricias,
tu ausencia tan perfecta.

Las canciones sin notas,
las alas que me quiebras,
la rutina, muerte súbita,
la carcajada del llanto,
el vacío que me llena.

La mentira que me creo,
la verdad que te asusta,
las promesas ingenuas,
la pasión junto al freezer,
los clavos de mis pies.

La alegría a duras penas,
la garganta sin tu arena,
las piedras bajo tu pecho,
la intriga justo a mi puerta,
y el destino que no es nada.

Poema de mi libro "Jirones de un poeta gris"

El lado opuesto

Cuando la luz del día golpeó en mis ojos,
entendí que al fin no había muerto ayer.
Los titulares amarillos de diarios y TV
no decían nada de un hombre sin alma.

Aún muerto y enterrado, me puse de pie,
desafié al espejo con mi mejor sonrisa.
Las horas frías resbalaban por mi espalda,
y rompí mi promesa de no volver a escribir.

Siempre prometo cosas, y hago lo contrario,
me enamoro de todos, pero aún te extraño.
Aún soy yo, pero no sé estar en ningún lado,
elijo esta soledad que ni yo mismo soporto.

Cómo cambió la vida desde que pusiste
sobredosis de silencio detrás de tus risas.
Dime a quién amabas cuando me querías,
a quién besaba tu alma cuando yo la besaba.

A un mes de la tragedia, no entiendo nada,
aún quedan tus restos esparcidos por la casa.
Falta poco para salir a escena y ser ese otro
que vive en el lado opuesto de esta vida.

Todo aquello que no debo...

Caminos sin destinos,
el destino es cada parada en el camino.
Una pequeña historia,
un retazo de alegría entre mis brazos.
La mala educación
despertando nostalgias
de un niño abandonado.

Tantas preguntas
y el tiempo que nunca llega a contestar.
El tumor de los años
ha llegado para crecer en mis sienes.
Tal vez, algún día,
sea lo que hoy sólo sueño ser.

Tanto intento trunco,
siempre por tu culpa, tu grandísima culpa.
De chico he aprendido tus oraciones
para hoy sentirme sobreactuado al rezar.

Cielo gris, domingo sin almuerzo,
el descanso quemando sus naves.
A escribir cien veces y con buena letra
todo aquello que no debo
y aún sigo pagando.

Puedo entender que no lo entiendas...

Puedo entender que no lo entiendas,
pero no es tan difícil si lo miras como yo.
Si espiara a través de un ojo de vidrio,
tus mentiras serían casi perfectas.

Hay un amanecer despabilándose
torpe y lento más allá del horizonte.
Aún nos queda un poco de vida
que lastimar con la filosa madrugada.

Tendré que esconderte de todos,
alguien lleva mi nombre tatuado.
El arma que tengo en mi bolsillo
no es precisamente para defenderte.

Nadie me vio cruzar la calle,
porque la calle aún no existía.
Al otro lado de tu ventana
dos siluetas planeaban un engaño.

Ya hace mucho tiempo que escribí
los cuentos que ahora me cuentas tú.
Le sobra un ángulo a este triángulo,
me desquicia esta calma aparente.

No sé cómo llegó su sangre
a manchar de celos mis manos.
Te debo las disculpas de mi exceso,
y el tacto sin tacto de mis dedos.

Algún ansiolítico o tal vez un vino
que apague mi desbordada valentía.
No necesitamos leyes ni abogados,
si el río no vomita sus cuerpos.

Aún puedo entender que no lo entiendas,
pero la muerte no tiene vuelta atrás.
Descansemos hasta que llegue el día
y despertemos de esta pesadilla en paz.

OTRO CALLEJÓN ANTE MÍ.

No es mucho lo que puedes dar,
tal vez no seas lo que busco
(Si de buscar se trata el juego)
Te falta vida para compartir,
me sobran motivos para un no.

Me falta un poco de fe y voluntad,
ya no creo en lo que creía hasta ayer.
Tan desganado para un te quiero,
tan poca piel para perderme en ti.

A veces quisiera escucharte decir
aquellas cosas que me pueden.
A veces quisiera salirme por fin
de esta cacería de la desesperación.

Es difícil acomodar esta soledad
y tener un lugar donde desaparecer.
A veces siento tus manos en mi piel,
y la noche es otro callejón ante mí

No molestar

Solía seducir como las ciudades
que brillaban en las noches.
Solía mentir como el espejo
cínico y duro de la pared.

Una taza de café caliente
entibia sus frías manos.
Todavía cuelga de sus labios
el te quiero efímero de ayer.

Caminará por las calles
esperando algún llamado,
alguna mirada hambrienta
que se nutra con su ego.

Destellos cegadores y crueles
de la fama que nunca llega.
Una carta en sus manos,
un nuevo amor equivocado.

Sólo su nombre en anuncios
y un cuarto vacío de hotel.
Unas copas con extraños,
un cartel de "no molestar"

¿Por qué reímos?

Hay que reírse por reír,
reírse de las sombras en el espejo,
reírse de las verdades que nos escupe,
reírse de tantas lágrimas de cocodrilo.

Hay que reírse de tanta cara seria,
reírse por liberar la carcajada,
reírse por detener las lágrimas,
reírse de la suerte mal parida.

Hay que reírse hasta que duela,
hasta que se despierte el alma.
Reírse de lo que está prohibido,
reírse de poder jugar con fuego.

Reírse de los que rezan y escupen al cielo,
reírse con el diablo en la mesa de algún bar.
Reírse de los que venden Cristos de mala reputación,
reírse la muerte certera y darle la espalda.

Hay que reírse de las mentiras
que hacen tanto mal, que hacen tanto bien.
Reírse de los abrazos fraternos
que clavan espinas en la espalda.

Hay que reírse por no llorar,
reírse porque tal vez,
ya no quede nada más que hacer.

Poema de mi libro "Jirones de un poeta gris"

Top ten

Será mejor detenerse a un lado del camino
ya que esta tormenta no nos deja ver bien.
Apaga el motor y desacelera toda esa furia,
un poco de aire y silencio tal vez nos calme.

No te acerques forzando viejas frases hechas
ni contando la gloria oxidada de tu pasado.
Si me callo, es sólo porque estoy midiendo
las millas que hay entre tu asiento y el mío.

Ahora descubres otra lástima que agregar
al lastimario grueso de nuestras diferencias.
Y mientras filtres emociones con tu razón,
yo escribiré canciones que no escucharás.

Sigo intentando ser quien quieres que sea,
a riesgo de no encontrarme en el espejo.
Sigo sin rankear en tu refinado top ten,
qué rol tan lineal me ha tocado en tu obra.

Será mejor poner un manto fino de sueños
entre hoy y mañana, porque mañana llegará.
Y aunque te necesito más de lo que piensas,
un poco de soledad no me vendría nada mal.

Poena de mi libro "Al final de cada olvido"

Todo aquello que no debo

Caminos sin destinos,
el destino es cada parada en el camino.
Una pequeña historia,
un retazo de alegría entre mis brazos.
La mala educación
despertando nostalgias
de un niño abandonado.

Tantas preguntas
y el tiempo que nunca llega a contestar.
El tumor de los años
ha llegado para crecer en mis sienes.
Tal vez, algún día,
sea lo que hoy sólo sueño ser.

Tanto intento trunco,
siempre por tu culpa, tu grandísima culpa.
De chico he aprendido tus oraciones
para hoy sentirme sobreactuado al rezar.

Cielo gris, domingo sin almuerzo,
el descanso quemando sus naves.
A escribir cien veces y con buena letra
todo aquello que no debo
y aún sigo pagando.

Y viceversa...

A veces he mentido y he dicho la verdad,
amé con devoción y quise con desgano.
Compuse canciones a quien no las quería,
y las negué a quien más las necesitaba.

Dije nunca más, y volví a intentarlo,
juré poner el cuerpo y perdí hasta el alma.
Salí a perderme y siempre supe volver,
compré cariños que no me hicieron bien.

Cuando me amaron, apenas si quise,
cuando amé, gracias si me quisieron.
Cuando me quedé sin ideas nuevas,
siempre desafié una hoja en blanco.

A veces lucho y venzo, a veces me rindo,
gano una batalla y pierdo diez guerras.
Otras tantas te hablo y no me escucho,
otras pocas puedo ser yo mismo a solas.

No siempre hice lo que dije y viceversa,
fui ateo fiel, y he rezado entre lágrimas.
Fui original al escribir y me he copiado,
no todo lo prometido lo quise cumplir.

A golpes de calendario

Aquí lo tienes, espera que lo vivas,
alégrale los días, entíbiale las noches.
Que nunca le falte el pan en la mesa,
ni un amor tierno bajo las sábanas.

Aquí lo tienes, para culparlo o negarlo,
para matar al tiempo con sus hojas.
Para crecer a golpes de calendario,
más de trescientos soles en el horizonte.

Varias lunas para mirar sin entender,
un otoño para practicar la melancolía.
Un invierno con lágrimas por estrellas,
la primavera predecible de septiembre.

Aquí lo tienes, un montón de horas,
de charlas que vendrán a juntarnos.
De pequeñas glorias y algún fracaso,
de otro año que pasará a ser pasado.

Que no te falte...

Que no te falte un motivo para brindar,
ni una tristeza al filo de la madrugada.
Que no te duermas sin miedo a mañana,
sin añorar un hueco ajeno en tu cama.

Que no camines sin rumbo ni estrella,
que beses hasta que duelan los labios.
Que el alma te pida a gritos clemencia,
y que la muerte, por hoy, te ceda el paso.

Que los lunes sean siempre feriados,
que los viernes te duren toda la vida.
Que un cuerpo desnudo sea tu herejía,
y tristeza por tristeza, sea yo al cuadrado.

Que vivir no sea este estúpido trabajo,
que el esfuerzo devuelva la recompensa.
Que los ciegos no se hagan los sordos,
que los mudos nos griten blasfemias.

Que no te falte dónde caerte muerto,
que tengas un abrazo desesperado.
Que el gran amor te clave sus espinas,
que te cure la persona que has lastimado.

Poema de mi libro "Jirones de un poeta gris"

To be

Oriné sobre las tumbas
de los poetas mayores.
Quebré las alas de Cupido,
rompí sus flechas sagradas.

Desprometí mis promesas,
escupí sobre tus labios,
me reí frente al altar,
maldije besando tus pies.

Te robé la corona,
hundí tus clavos,
me envolví en tu manto,
imité tus dones.

Reinventé el abecedario,
mutilé los verbos,
sujeté a mis sujetos,
prediqué sin predicados.

Pude hacerlo todo,
fui rey por un momento.
Supe de tus reverencias
y traiciones al amanecer.

Ahora que los bufones
parodian mi crimen,
dormiré bajos los puentes
al abrigo de esta lluvia.

Si te hice daño, cariño,
tómalo a cuenta de alegrías
que vendrán a entibiar
tus tardes sepias de otoño.

Y que nadie maldiga
besando mi frente fría
en la última función
macabra de “ser y estar”.

Al final de cada olvido

Qué harás lejos de éste que te extraña,
que te encuentra al final de cada olvido.
El que intenta recobrarte con palabras,
atándote al trazo de mi pluma sin sentido.

Qué harás en las tardes de lunes desteñidos,
cuando nombrándote me arrugan la sonrisa.
Cuando queriéndome jugar esta boca fría,
ningún don nadie enciende mis fantasías.

En la provincia grande y lejana de la nada,
no hay mapitas que conduzcan mi destino.
Como el prometido que vuelve de la guerra,
te busco con menos una cuarta de sentido.

Destrozado por un tranvía llamado Deseo,
ciego en el cruce de cuatro esquinas rotas,
alienado como un pájaro envuelto en llamas,
aún guardo tu infiernito que me desborda.

Cantando las canciones que te hice anoche,
olvidando el piano al querer subir tu cuesta.
Improviso una serenata estúpida y sincera
a tu balcón, oído sordo, que no interpreta.

Ahora que casi abandono estas estrofas,
por remar a cuatro meses del naufragio,
aunque pienses que fui sólo otro fulano,
te pediría que me remiendes el pasado.