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Allá, Donde el atardecer se pierde cauteloso El cielo se presenta iluminado, Y se derrama el púrpura a raudales Tu imagen permanece inextinguible. En ese intervalo, Cuando impera un silencio abrumador Mis pensamientos vuelan a tu encuentro Y amasan ambiciosos la esperanza Donde tu imagen continúa inagotable. Entonces, Mis pupilas coquetean con las sombras Mis oídos ansían los armoniosos sonidos nocturnales Y me siento el último de tus amores. Cuando imagino que tus brazos me rodean. Aquí, Donde el claro oscuro se hace cómplice perfecto Fantaseo con la proximidad de tus pasos cadenciosos Y con el sol justo bajo el horizonte, Tu añorada imagen languidece. Cae la noche, Y pululan frenéticas luciérnagas Los reclamos amorosos se atropellan Y cual espectro púrpura tu imagen se deshace, Pasa el tiempo y sigo pendiente del crepúsculo.
Nini, 20 de junio de 2012
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Poeta
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Mientras mi boca, sedienta, se desliza por los poros húmedos de tu piel y perfuma con su aroma cuanto halla.
Tu boca, es un beso inagotable, apasionante es como una rosa que deshojo a la luz de la luna, es el sueño feliz para mis noches.
Mi boca, es símbolo de vida que muere en tu ausencia ella, aunque herida por tus dientes está siempre alegre, provoca tu impaciencia y pone a prueba tu cordura.
Mientras tu boca es la música que me eleva a las estrellas es el inmenso mar que se mueve ante mis ojos cuando me hablas, es el amor volando entre tus labios.
Y cuando se unen boca y boca tuya y mía de los dos, se unen también agua y fuego cielo y tierra paz y guerra, eso siento yo.
Por eso hoy me sorprendí locamente enamorado de mi boca porque al despertar encontré en ella la huella de tu beso.
Nini, 15 de junio de 2012
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Poeta
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Cómo explicar lo que se siente cuando estás apresado irremediablemente atrapado por su instinto felino por ese responder urgente a la acaricia por ese súbito vibrar al mínimo roce. Qué decir cuando se está en posesión de su sedoso pelaje iluminado capaz de apaciguar los impulsos mas rebeldes. Solo te resta pues dejarte arrastrar, convertirte, ser por fin… para que sea.
Nini, 12 de junio de 2012
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Poeta
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A Ely, bebé insomne.
“El valor de las cosas no está en el tiempo que duran sino en la intensidad con que suceden. Por eso existen momentos inolvidables, cosas inexplicables y personas incomparables” (Anónimo)
Febrero, mes del amor, estaba por terminar y mi ansiada llegada a esta ciudad se vio coronada con tu presencia, cuando mis ojos encontraron los tuyos juro que no te buscaba, en realidad no buscaba a nadie, mas tuve la sensación de que ya te conocía, de que visitabas mis sueños desde antes te vi y fue suficiente mirarte, supe al instante que quería para mí tu intensa mirada, tus incitantes labios y tu adorable sonrisa mas, no se que pasó, no se si fue el entorno, tu compañía, tu decisiva manera de aproximarte, no lo se todavía, pero sentí una extraña aprensión, que me hizo evadirte. Marzo, mes del narciso, hizo su entrada y tu esbelta figura se tornó etérea, impalpable algún que otro casual encuentro revelaron los caprichos del azar y fueron bordando el destino, haciendo que naciera esa certeza, esa necesidad de tenerte tuvo que transcurrir un largo tiempo un tiempo que se tornó interminable pero para finales de marzo ya te tenía, ya compartíamos deseos y amaneceres. Esta noche, una de las primeras de Abril, duermes ya sobre mi pecho y mis manos, ambiciosas, te acarician pero tu sigues así, dormitando sobre mi pecho sin saber que desde hace mucho ya te esperaba avizoro tu cuerpo desnudo y sus perfectos trazos me conmueven mi veleidad me hostiga acusadora la razón me convoca a la prudencia y me recuerda que pertenezco a otro sitio pero tu excesivo cariño me aturde, me confunde tu ternura y sucumbo sin remedio a tus encantos Amanece, infelizmente amanece y los primeros destellos del alba me recuerdan que tengo que partir, y mis ojos recorren por última vez tu desnuda figura mientras mi pensamiento se debate entre la duda y la certeza, la banalidad y la grandeza, el presente y el futuro pero solo atino a preguntarme: ¿Estarás aquí para mí el próximo Febrero?
Nini, 5 de abril de 2012
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Poeta
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Siento tu ausencia como mismo me perturba tu llegada porque desembocas en mí verano ardiente temporada de ciclones y aguaceros revolviendo implacable los recuerdos renovando fantasioso mis desvelos Porque llegó contigo, en la mañana de tu séptimo día con mirada de impúber caprichosa que derrama travieso la alegría empuñaba un estetoscopio como espada y como escudo la mentira todavía. Porque no fue un día cualquiera, fue un veinticinco tuyo, septiembre, en que dejo que su cuerpo fuera mío y sentí por fin, los labios más ardientes. Porque quizás trajo tu olor para cedérmelo y eternizar en mí su anhelo porque quizás, también, pude quedármelo para darle todo lo que tengo Por eso y más, septiembre es que te siento.
NiNi, 25 de Septiembre de 2004.
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Poeta
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Creo que nada se nos ha ido de las manos Lo que resta de mí, este despojo, así tal me creo No sé que voy a hacer con él. No me encomiendo a Dios Porque con toda su gran misericordia No lo va a entender, ¡ni yo mismo puedo hacerlo! Pensar no me ayuda Sé que es difícil llevarlo a cuestas Sé que es difícil querer evitar lo que el azar ordena Pero tampoco quiero abandonarme a las suertes, Son pájaros malvados, son como arpías. Tal vez fui yo que comencé a fallecer por partes Permanece vivo el intelecto, pero ¿y el resto? Mis poemas, mi música, mi risa ¿A dónde se fueron? Eso sin contar las lagrimas, con las cuales lleno tengo el cuarto. Parece que ni el más mágico opium me hará reaccionar Acaso eso te toca, no, lo que necesitas es un levantamiento, Una música que te haga flotar como yo pude hacerlo Tu solo podrás esperar al final de este grosso concierto Y si no llegas, y si te arrastro a mi hoyo? No me creo con derecho más que a un buen epitafio Que termine el concierto, la comedia es finita.
Nini, 19 de marzo de 2012
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Poeta
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Siempre llevo prisa y todos se quejan Unos porque los priva de mi presencia Otros porque no alcanzan a definirme Yo también me quejo, pero ahora no Ahora agradezco a la prisa Porque me permitió llegar a tiempo para descubrirte Para escudriñar tu imagen e imaginarte real, tangible. Debo dar gracias también a los cocheros ausentes Y a los presentes y ambiciosos Por prolongar la espera para que yo te encontrara. Gracias también a los autobuses impuntuales Y a los extraviados y, a primera vista, inoportunos. Pero más que nada y sobre todo, debo agradecer a la prisa Porque fue ella la que te hizo correr La que te llevó hacia mí y propició el impacto Fue entonces cuando se estremeció mi cuerpo, Ardió mi piel y agudizó mi tacto. Qué te hizo sentarte a mi lado ante tantas opciones? No lo sé, tal vez nunca lo sepa Pero igual lo agradezco, como doy gracias A las extensas paradas Y a los semáforos ausentes Por prolongar el viaje Pensándolo bien, no se si debería agradecer a la prisa, Porque, finalmente, Fue ella la responsable de anticipar la partida Sin saber siquiera tu nombre.
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Poeta
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Finalmente has penetrado en mis sueños y me sorprendo, como ahora, tratando de mantener mi equilibrio tratando en vano, de no pensarte tanto. Mírame, estoy naufragando, ahora mismo mi ilusión se deshace, la marea la arrastra sin clemencia y la estampa en el inhóspito arrecife. Fatalmente tu imagen obnubila, mi milenaria y astigmática miopía se empeña en encontrarte, y no alcanza a definirte. Dime, dónde estás que tanto te busco y no respondes, hasta los teléfonos se ocultan a mis ojos y tus oídos rechazan mis reclamos. Felizmente mi estructura sigue intacta, los signos vitales se armonizan, el intelecto ameriza sosegado y se aferra cadencioso al salvavidas. Escucha, no le temo al naufragio, solo le temo a la desesperanza, a esta sensación de tenerte sin estar, a esta certeza traducida en desaliento. Por favor, responde a mi llamado, quizá la marea te devuelva esta botella, y mi súplica.
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Poeta
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Qué ofrecerte en tan poco espacio en este pequeño racimo de palabras qué si solo tengo contra ti mi odio, mi rabia mi amorosa y dulcísima pasión. Si solo hablo y hablo con una canción en cada parte de mi corazón que es, gaviota suave, finísima brisa untada del perfume de las flores que sube y baja al compás del canto y la tormenta, de tu vida y de mi amor. Pero no tienes la culpa allá mi corazón él es el culpable de que ame tanto y rabie, y rabie…
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Poeta
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Llegaste de repente, sin aviso a revolver los sueños y los cuentos que dormitaban desde siempre con ese afán de locura y esos aires de mare mágnum recién formado y me sorprendo perdido en esta vorágine ancestral entre esta muchedumbre acorralada y pensándote demasiado, más de lo que me está permitido y me sorprendo buscándote en cada transeúnte que pasa, escudriñando cada parque, cada rincón de esta Santa y Clara ciudad con la suerte de encontrarte abrazando mis balcones, Sí, porque encontrarte es una suerte y tenerte, es el bálsamo ideal para mis males.
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Poeta
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