Poemas de nostalgia :  Cocina Criolla
Con campera artesanía,
luce en el terroso suelo,
su tosca madera y cuero
overo-pampa, una silla.

Cerca, la pila de astillas
implora cálido fin,
arrodillada al perfil
moreno de la cocina.

Como sombra con pereza
ascendiendo en lento paso,
la pared y el cielorraso
muestran del humo la huella.

Olla, caldera, fregón,
atizador y rendido,
como esclavo fugitivo,
rodó en el suelo un carbón.

El mate, quedó embretado
en su pedestal de tiento,
del tempranero rodeo,
prolijamente “ensillado”.

Callada, contra el adobe,
permanece la alacena,
que en el almuerzo y la cena
pondrá loza, acero y bronce.

Hay un estante adornado
con papel color violeta,
que muestra hierbas y especias;
‘secretos de buena mano’.

Y en un rincón, dormitando,
descansa gaucho el apero,
inspirándole a los perros
sus hazañas de a caballo.

Retinta la damajuana,
se insinúa provocando
para entregarse chirriando,
seco el mimbre de su enagua.

Media hoja de la puerta
previene la acometida,
de patos, pollos, gallinas
y lechones en carrera.

(Carrera que yo corría,
cachorro en aquellos años,
con ellos entreverado
en campera algarabía).

En fin, esa es la cocina
humilde de paja y barro.
Alguno que otro cacharro,
burla la memoria mía.

Y trajinando sencilla,
en reflexivo silencio,
me parece que la veo…
anda la abuela María.


Poeta