Poemas de alegría :  Mis Impuntualidades
¡Oh, mis impuntualidades!
Las llevo como cencerro,
siempre anuncian mi visita.
Desde mis idilios me consagré impuntual por doquier.
A muchas novias sorprendí
recapacitando citas anheladas
e increpándome tras sus telarañas.

En mi matrimonio lucí
mi impuntualidad más destacada.
Mi mujer la colgó en un marco de ira
sobre nuestra cabecera
y la archivó solemne en su enciclopedia
del rencor.

No podía yo ser menos
si mi abuelo bucanero
perdió su bergantín allá en Papudo,
ancló en Salamanca sus amores,
sedujo brujas y lució por Aconcagua
su impuntual prestancia
de corsario galo.

Como él
me consagré impuntual por doquier,
perdí aviones,
en las misas con gran suerte alcancé los ofertorios.

Rechacé con alergia el reloj control.
Decidí ser poeta independiente.
En el ciclo del aura orbité de contramano.

Mi impuntualidad vistió sus acuarelas.
Descifró auroras a mediodía
y fue crepuscular rayo de sol
en madrugadas.

Mis atrasos me anticiparon a cada minuto,
hasta que le hurté al planeta
un circuito vital.

Desde entonces
me congratularon las gaviotas
por mi reencarnación aventurera.

Yo venía del ayer con mis apuros,
priorizando lo simple,
jerarquizando los besos escondidos.
Ellas me pensaron –pobrecitas-
portero secular de la mañana.

¡Oh, mis impuntualidades!
Tintineantes certificaciones
de mi corta burocracia,
de mis insensateces blancas,
de la cartomancia que distrajo
mis deberes.

¿Cómo les explico ahora a los rectores
que si llego a tiempo
es por traslación de un siglo entero?

¿Cómo convencerlos de mi acierto,
si impuntualidad mediante,
hoy llegué primero?
Poeta

Poemas de alegría :  Antipoema de amor
Cuántas fantasías
evolucioné,
sudoroso,
luchando con
las rodillas apretadas
de Edelmira.

Hasta alcanzar, locuaz,
grotesco
o cibernético,
su casto jeroglífico.

Hasta ascender,
ilusionado,
el penúltimo camino,
esgrimiendo los besos más furtivos.

Hasta quedar,
pétreo y mordido,
suplicando
conclusión del compromiso.

Porque ella,
mi Edelmira enamorada,
prisionera
de atavismos ancestrales,
en algún estoico
aliento
victoriano,
censuró
mis embestidas alocadas…

Virginalísima
Edelmira apasionada,
con la organza crepitante
en clarines constreñidos,
esquivó
mis estocadas bizantinas,
alejándose
tras hosca despedida.

Y fue así,
con Edelmira acalorada,
que aprendí,
vía orgullo macerado,
y en escandaloso
latín languidecido, el punzante significado
del:
“coitum interruptus”.
Poeta

Poemas eroticos :  Adicto a ti
Mi adicción es al cepaje agridulce de tus besos que saben a licor de selva y burundanga.

Toda mi voluntad se desvanece
en la liturgia del embrujo,
desnuda te me vienes al pecho
y te recibo con mis manos como timbales, recorriéndote, apretando tus hombros,
tu espalda y tus misterios.

En tu ombligo, el centro de la galaxia, me detengo,
soplo tu piel y siento la proyección
de mis caminos madrugados,
crezco hasta la gloria, ciego,
me revuelco en ti con embeleso.

Las mareas de tu cuerpo
desafían mi impronta de corsario,
llevo el ritmo cadencioso,
me cuelgo a las garcias de tu pelo,
respiro profundo las fantasías de tu boca, increpo tu pasado, ardientemente peco.

El éxtasis de tus muslos golpea mis orejas, sucumbo en tus volcanes,
mi represa se rompe en tus gemidos,
como un monstruo prehistórico, fluyo.

El sudor nos empapa y en el agua
nos desvanecemos
para salir juntos en un sueño
a revolotear el no tiempo,
en el relajo profundo,
de placer satisfechos.

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Caligrafías de amor, 02 Marzo 2011.
Poeta

Poemas de pasíon :  Secreto
En fugaz e inocente micropausa
mis hilos de audacia te incautaron.
Un café nos excusó con piel de trópico
hasta quebrar los hielos inventados.

Recreando sensaciones de novatos,
un “me gustás” deslicé en la servilleta
y como encaje amistoso lo guardaste
entre eruditos textos de Política.

Esas Ciencias Políticas constantes
se tiñeron de soplo celestino,
orientando tras largos aspavientos
los mástiles atrevidos del romance.

Cochabamba tuvo dejos de guerrilla.
El Pacífico auguró cooperaciones.
Lima nos cantó del mestizaje.
Palermo nos guiñó su alojamiento.

Mientras de Morgenthau
la moral del poder memorizábamos,
nuestro poder la moral iba flanqueando
en conquista de clandestino espacio.

Desplegamos la piel como un teorema,
planisferio sensual, descubrimiento,
plagios de entregas, dos insensatos,
con dos silencios marcando el paso.

Lúdica tregua, qué gran examen
el que rendimos entrelazados.
Diálogo franco que atesoramos
en cada beso que nos brindamos.

Hasta que pronto, disimulados,
cautos cientistas de grueso marco,
fuimos pañuelos que se estamparon
desde Retiro hasta mis patios.

Pétreas mejillas del Aconcagua
fueron vasijas de confidencia
y la misma nieve, escrupulosa,
tendió amnistías a mi conciencia.

Así, extraviado, quedó el secreto.
Ni puritanos ni desalmados,
sólo un maduro trepar de vides
en reincidencias adolescentes.
Poeta