Una cabaña en el banco de arena de la montaña, Lleno de aperturas para los espacios vacíos de la puerta, Viene a molestar eso de la niñez contiene Un anhelo que mi pecho corta.
Mi madre había dicho: - por esta apertura, El de la luna en el silencio el brillo vino, le trajo el cielo como un destello, Y era en cuanto yo lo llamara “mi hijo.”
Yo dejé atrás la cabaña olvidada En el paso lento yo tomé otra carretera, Porque yo quisiera otra casa y otra vida Bien mejor que aquella que no tenía nada, Con su puerta veja y decaída, Allí en el abismo herma y abandonado.
Ellos eran caminos duros, fueran tantas caídas, Para, después de todos, levante esta mansión, Para oír a un peatón que dice en el secreto Su envidie y admiración Para este espacio que m’esconde e impide Contemplar el tamaño de mi soledad. Y en este deseo del costo de asilarme. La vida siempre el misma, continúa.
La luna no es más mi arrendataria Como si ya fuera antes de la mi salida De la cabaña de la montaña que recordó. De la calle yo veo al cómico el trágico Sólo a través del ojo mágico, Clavado en mi puerta muy cerrada. EL SOL Y ESTRELLA
