Poemas :  Hana-Bi.
El silencio enmudece, dejándonos desnudos y huérfanos ante nuestros sonidos. Los ecos de la presión de nuestros cuerpos se ahogan. La ansiedad se encierra en caracolas llenas de ruidos voraces. Roces de manos grandes y morenas aprietan un cuerpo blanco, pequeño, perfecto, poderoso. Sus labios carnosos pueblan los límites de una Venus. Las nieblas del deseo lo inundan todo.

Un hombre podría morir de fe en este momento.

Líquidos nos perlan y hacen brillar como vidrio volcánico, almizcle volcánico, magma sexual latente. Un Vesubio, oculto en la humedad de su pubis con boca de lirio, declama lava que se esparce entre los muslos de una diosa. Ríos que lloran entre sus piernas fundiéndose en mí, como oro liquido. Y te siento aquí, conmigo, dentro de ti, exprimiéndonos la vida.

Sexo bendito.

Sexo maldito.

Sexo.

Cabalgamos nuestras almas como si fuese la última vez, jinetes del deseo, hablamos la lengua de las salamandras humeantes, florecemos en llamas.

Abrazados ardemos como un sol único. Un amanecer tan puro como el primer amanecer de la creación... Cegador.

El cielo se parte en dos. El paraíso colapsa en nosotros. La vida no tiene nada que esconder. Cargamos el universo en una bala y nos disparamos a la cabeza.

Quemamos todos los cartuchos.
Poeta

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