Vivir en esta tierra árida y seca
que ya no siente el suspiro de las flores
ni se escuchan a los pájaros cantores
con sus finas melodías.
Las mariposas, ya no alegran la luz del día
con sus mágicos colores.

Madre tierra, estás herida
tus montes, valles, tus praderas
sin el susurrar de las golondrinas
tienes el alma abatida.
Sin el arrullo del agua cristalina,
agua pura que corre por el ancho río,
la flora y la fauna están perdidas.

El hombre te ha destruido,
con tu sangre se está manchando las manos,
y en su ambición ha pretendido
abarcar los terrenos que cuidamos.

El amor a la naturaleza ya no existe,
siendo tú la que permitiste
habitar bajo el azul cielo
entregando las riquezas del suelo.

El hombre con sus instintos bárbaros
envenena el cielo, el aire, los mares,
creando peligrosos males,
dándole prioridad a sus deseos avaros.

¿Sabes lo maravilloso que es
oír el cantar del ruiseñor
en una mañana hermosa,
escuchar sus dulces melodías,
sentir sus trinos de amor,
ver como el sol con su resplandor,
a la vida enriquece,
y en las noches estrelladas,
mirar como un lucero resplandece?

¿En dónde está la conciencia
de este hombre modernizado,
que la tierra ha destrozado
sin importar las consecuencias?

Madre tierra, justicia harás
sobre todo aquél que te destruye.
A quien con el oro del mundo
sin escrúpulos construye,
la madre tierra lo castigará.

Julio Medina
1969