Poemas :  Sucinta respuesta...
SUCINTA RESPUESTA...

¿A dónde corrió el porqué,
a esconderse, del desnudo,
fondo abismo?.

La respuesta en las retinas.
Túneles torneados del tornillo.
Laberíntico y vertebrado, preguntarse.
¡Desolando vacíos y huecos!.

Adonde, solicitar la solución,
fue una bienhechora bicicleta,
tu pedalear imperativo,
llamarada sin poder,
cenizo el dinero,
carta y damas,
en el casi, no, de mil cosas,
de la cuerda, un trampolín, justo,
del ganado final al fondo,
de la estepa secreta, fosa,
como suele suceder, siempre.

No, solo, el ganar,
existe, al perder, la eternidad,
un sueño, y dulce canto, junto,
al quehacer, sin misterio,
la costosa paz, tenaz,
de los susceptibles cementerios,
suscripción, descripción y realidad.

Este bosquejo,
inconcebible, juego fugaz,
de vivir y morir cicatrizado,
toda noche y tarde, acrobática,
una vez de muchas,
bromas, brumas pesadas,
ya desafilados acantilados,
en la inválida mirada, soberbia,
no es nada, más, no es nada.

Un adiós,
tan rápido,
hemos de hacer,
adiós de partir, sin despedirse,
lúcido talento,
y desasistiendo al desengaño.

Por eso,
del vivir el vuelo, el ave.
Vuela el viento,
generoso, cielo y campo,
bienestar dibuja la mañana,
de las nubes manos,
llenas de pasión empecinada,
que el pueblo, puebla,
en despoblados polvos,
aunque lejano, no tenga,
aladas penas, y le honren,
ágiles y gráciles historias,
por el ser, sucinta la respuesta,
y virtuosos de los años y los siglos.


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta

Poemas :  Naturaleza digitalizada
Naturaleza digitalizada

Pueden, los falsos alacranes,
Prohibirse mil hormigas, elefantes, allá,
Tales, naturalezas, maldades...
¡Ideas del fanático columpio!
Y garrapateando, nogales, cedros.
¡No, hipotéticos, mesabancos!
Darse, fáciles, almohadas,
¡Oportunidad de los cangrejos disecados!.

De lunares, adoptivos, asociarlas,
Expresarlas, enredando los vagos hilos.

Pero, la violenta, violeta lenta,
siguen los rigurosos nardos,
existiendo, los arrozales desalados.

Por el espectáculo del mundo,
éso, desvestido, de la belleza cruda.
¡Solo carne del dinero fácil!.
La seductora protesta, de los mosquitos,
discusión de premeditados erizos.
La comparación. Adorada,
crítica supersticiosa, de los gatos,
las lagunas, acostadas y sonámbulas.
¡Ideas de pingüinos angustiados!.
¿Pueden, ejercer... La ceguera transversal?.
¡Ser alacraneados y escorpionosos!.
Útiles al fondo, un lógico vacío.

¡Que puede, también, prohibirse!
Por el vacío, tecnológico, ignorado.
Y expresarse... ¡Pero, existiendo, sigue!.

Natural. ¡Ésa!. Digitalizada,
bandera.

Tuyo, ése aquél, arañado vidrio.
¡Digitalizado!.
El extracto sólido,
del cardiólogo, termómetro.

Las caderas dejan rojas palabras,
en los cristales indiscretos baños,
por los besos cálidos rasguños,
por los sabores, caobas del ocre,
en los archipiélagos exquisitos.
¡Los trenes siembran algodones!.

Puede prohibirse, al orificio, sonreír,
donde llueve debajo un lagarto, harto,
de los golfos y las chinches,
de los asmáticos prismáticos,
de los derramados colmillos.
¡Donde destejidos fósforos alumbran!.

Pero, las calles,
siguen las crines del pescado,
existiendo las bicicletas.

Y una cascada busca,
el miedo triturar.
¡Vacío relámpago sin hueso!.
Ser, cáscara, máscara.
Productivo, pensamiento intacto.

Si... Si... Si...
Si se... ¡Desdigitaliza!.
Cada cabello su sombrero.
¡Naturalmente... Humanizado!.


Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Poeta