Poemas de sombríos :  En la Casa de un Rico.
En la Casa de un Rico.

En la Casa de un rico, en un aparador,
Hay una estatuilla de un ángel delicado,
Tres tacitas de te de porcelana roja
Y la foto de un Cristo con los labios morados.

Una muñeca Barbie con un traje de reina,
Cinco canarios rojos, silentes, disecados,
Un jarrón de Cristal con tres lirios violetas
Y en un vaso una rosa de rosa ensangrentado.

El rico fuma un puro y observa un libro viejo,
Su mujer, bella y grácil, lee alguna revista,
Los canarios parecen que quisieran volar,
Son el sueño transido de un cruel taxidermista.

El rico se levanta de su sillón de armiño,
Se aproxima a su guapa mujer de alambre fino
Y le grita salvaje palabras asquerosas
Y se rompe una copa de cristalino vino.

Ella, bella, se ríe, y ríe, y ríe, y dice:
Pedazo de cabrón, me he acostado con Sergio,
Y tu hijo es de Jorge, impotente cornudo,
El semblante del rico está violeta y serio.

Agarra a su mujer el cornudo insolente,
Ella, como una gata, en las manos le clava,
Las espadas del índice, el pulgar, y el meñique,
Diminutos arados que con dolor excavan.

En la cara le araña mientras el rico grita:
Puta, puta, cochina, asquerosa, marrana,
Ella ríe y araña, y él empieza a llorar,
Hay un cuadro de rosas y de verdes manzanas.

La discusión prosigue mientras el rico llora,
Ella recita en verso los amores pasados,
Las veces que en su cuarto se ha acostado con Sergio,
Las veces que a su amante a su cama ha llevado.

Ella arranca, furiosa, el corazón del Cristo,
Y se lo come vivo, rojo, palpitante,
En el cuello de ella como estrellas sublimes
Hay un collar carísimo de perlas y diamantes.

Se arrebata con furia la hembra lujuriosa,
Escarba en las heridas, y le dice mamón,
Tiene en los ojos brillo de pantera asesina
Y en los labios las gotas de un ácido limón.

El rico llora y llora, tiene la cara roja,
Escucha el verso agrio de la hembra soberbia,
Que el corazón ataca con uñas de vampira,
Hay una sed de mal, una sed de protervia.

Ríe y ríe y sonríe, y le dice explosiva:
Y tu hijo es de Jorge, de Jorge el futbolista,
No sirves para nada, y los cinco canarios
Son el sueño asesino de un cruel taxidermista.

La alambrada de espino salta el ángel sublime,
Y la gota desborda el vaso que se vuelca,
El le dice: malvada, tu madre era una golfa,
Eres cerda, cochina, eres puerca y repuerca.

El corazón del rico el tacón de la Diosa
Pisotea agresiva después de vomitarlo,
El vaso que se ha roto de vino cristalino
No habrá nadie en la tierra que pueda repararlo.

La alambrada de espino salta el ángel sublime
Y en el cuello del cisne el ciervo traicionado
Pone sus manos crueles entre perlas brillantes,
¡¡¡¡¡¡ y recibe la hembra el premio del pecado¡¡¡¡¡.
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Francisco Antonio Ruiz Caballero. (este poema es muy malo y está muy mal medido pero he hecho algo distinto de lo que siempre hago por lo menos).
Poeta

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