Cuentos :  CRIMEN Y CASTIGO (Primera parte)
CRIMEN Y CASTIGO ( primera parte)



Hace un par de meses, podría decir que a comienzos del otoño, comencé a participar de las tertulias, por llamar de alguna forma, a las reuniones de borrachos, mal entretenidos y habitué de "El Piringundín", un bar a un par de cuadras de mi casa. Había pasado ciento de veces por esa esquina y nunca lo había registrado. Tal vez el olor a café que me golpeó como un antojo me invitó a entrar, sumado a la calidez del lugar, de esos que quedan pocos, con sillas y mesas de madera y un mostrador de estaño, separando a una estantería colmada de botellas y telas de araña, quizás porque sus clientes me resultaron familiares, no por conocerlos sino porque me sentí del mismo palo y a gusto, el hecho es que, como te cuento, desde entonces, cada vez con más frecuencia, esta visita se volvió imperativa. La diferencia con aquellos cafés de mi juventud es que ya no participan jóvenes, sino jovatos, y que el disparador de los temas de conversación es un televisor de treinta pulgadas bajo el control del patrón del boliche. Por lo demás los personajes son los mismos. Aveces, solo aveces, la charla se anarquiza cuando entra a tallar la nostalgia; ahí si se pudre todo, de futboll, política y tango, en lo único que estamos de acuerdo, es que todo tiempo pasado fue mejor.
Pero en realidad, todo este prologo, no tiene otra motivo, que contar sobre el tema que surgió ayer, a partir de la cobertura periódística televísiva del crimen de Angeles. Todos coincidímos en no recordar ningún hecho que haya tenido la permanencia mediática de este, es como si en nuestro país y en el mundo no hubiera sucedido nada digno de de difusión a una semana de producido. De pronto todos tenemos hipótesis y certezas, culpables e inocentes, móviles y hechos, sin ninguna prueba ni conocimiento del caso, más allá de la existencia del cadáver de la joven asesinada.
.- Para mí, la mató la familia, vieron la cara de padrastro y la madre ?...-El portero no tiene nada que ver, al tipo lo apretaron y como es un pobre tipo, se asustó y se declaró culpable.....- No, no se declaró culpable, responsable dijo... - A la piba la mató un sicópata, como la quiso violar y no se le paró se puso loco...-Puede ser, pero para mi el portero es cómplice, porque eso no lo hizo un solo tipo...Yo creo que lo primero que hay que tener el perfil del asesino y después compararlo con la personalidad de los sospechosos...Estas opiniones y todas las que vos tenés y escuchaste durante estos días se tiraron a la marchanta, hasta que desde una mesa, una voz cascada y baja dijo.
.-Yo de esto no entiendo nada, pero les voy a contar una historia de un crimen que se cometió hace muchos años cerca de Puente Alsina... Era la voz de Don Anselmo, un viejo, hombre de pocas palabras pero con fama de sabias, quien continuó diciendo. - Fue por lo años veinte, cuando el honor de los hombres se defendía con el cuchillo, las historias se volcaban en los tangos y se volvían leyendas, por esos años había dos mozos que tenían fama, bien ganada, de valientes. De pinta maleva y andar compadrón, de la noble estirpe del tigre Millán, derechos sin dobleces, fieles a los códigos del viejo arrabal...Siempre juntos como hermanos, donde había una injusticia, ahí estaban los dos para
pa´remediarla, cuchillo en mano, espalda contra espalda, se jugaban la vida en la parada.
Juancho y el Moncho, los mentaos, tenían sus altares en Alsina...Y asegún cuentan, un día, el Moncho aparece muerto, sobre un gran charco de sangre en el piso de su rancho, con una herida mortal que le dieron en la espalda. El barrio conmocionado no tenía la respuesta, y ante el asombro de todos, el Juancho que se presenta, tira la daga en la mesa y le dice al juez de turno.- Vengo a pagar una muerte, diga nomás la sentencia... Fue declarado culpable, sin enjuiciarlo siquiera; le dieron cuarenta años y dos meses, de condena.


CONTINUARÁ
Poeta

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