Cañones entre el sol y su alter ego.
Anoche la noche quería vestirse de día
Cruzaba las calles aprisa, se le caían
las estrellas de los bolsillos y vacías,
apagadas, ya no lucían.
En ese momento en el que la noche se viste
de día, en el que los rayos de sol embisten
con furia la oscuridad, miraba, triste
como todo acababa, y siento decirte
que la noche se fue con el rabo entre las patas.
Parece ser que soy el único que le preocupa la lucha constante
que se traen la luna y ese astro dominante.
Parece ser que soy el único bobo,
el ultimo en enterarse, el último mono.
Y mientras lloro agarrado a mi almohada,
los rayos allá arriba se pelean pa' ver quien manda.
Sol, que destronas y eres destronado por tu reflejo,
más te valía quedarte escondido en otro cielo.
Que mi cuarta parte de vampiro, te aborrece,
que te quede bien clarito, no puedo ni verte.
Y que las noches sin ver la luna, son aussi amargas
-lo siento por los que de francés no saben ni papa-
Que un día de estos, el día que me duerma ya para siempre,
el día que cuando cierre los ojos ya no despierte.
Ese día, sabes, no quiero tener miedo,
quiero mirar la muerte a los ojos, eso quiero.
Que si mi noche eterna es con luna, escribiendo la espero.
Si vuelves, brillará el sol.
La tela de mis vaqueros ardía.
Me arrastré por el cielo,
pegándole, sin querer, fuego.
Y la noche se convirtió en día.
Lloré por no arrancarte una sonrisa,
se reflejó en mi mirada
la cola de nubes blancas,
y el día se empapó, como mi risa.
Obviaste mis desvelos por tus ojos,
grité toda la noche, destrozándolo todo,
destellaban mis ojos de furia, me volví loco.
Y así el día mojado, se torno tormentoso.
Pero antes de marcharte, te giraste
y la última sonrisa de piedad me regalaste.
Se calmó todo por un instante
y un arco multicolor atravesó el aire.
Te fuiste de todas formas, y tras mil años,
se aplacó mi furia, mi sed de venganza,
volví a sonreír, tranquilo, templado,
y así, tras la tormenta, vino la calma.
Yo no soy ningún dios, no controlo este mundo
pero tras todo este tiempo he aprendido a crear uno.
Definición de amor. Parte uno de mil millones.
Caben en tu mirada mis miedos, y tus palabras.
Tardes enteras de fuego, miradas como dedos, entrecruzadas.
Cruzaremos tantas puertas, por mucho que estén cerradas...
Y el rocío nos mojará las pestañas,
envidioso de compartir el alba
pero no poder tocarte, con su frío miedo, el alma.
Llegaremos tarde a todo, porque nos perderán las sábanas.
Se nos atragantan las horas separados, las palabras
que vienen de lejos son muy débiles, son más vanas.
Pero si estoy a diez centímetros de tu cara,
y se me escapa "vida", "amor", si se me escapa
decirte que te quiero cuando no nos separa nada,
entonces puedes caer muerta, porque callada
no soportarás el peso de mis palabras aladas.
Tu perfume de locura, de frenesí, de hada
se me ha pegado al pelo y no se marcha.