Tímida poesía
Donde quedas poesía…?
que te pierdes y te arropas,
te acurrucas en estantes
donde ya nadie te toca…
Tan lejos quedas preciosa,
tan tímida y llana…
de puntillas me atraviesas
y empapas mis madrugadas.
Eres alma, eres vida…
un destello a cada instante,
eres la palabra pura
que alcanza a sonrojarme.
Cruzas tu hilo entre los versos
que se cosen y me arrancan…
los recuerdos que se agolpan
en lo ignoto de mi alma.
Poesía te persigo…
te recorro a cada instante,
yo te abrazo en la mirada…
te respiro al desnudarte.
Soy comida de tus peces
cuando tu me haces flotar,
con caricias a la muerte
y sueños sin realidad.
Bato estrofas que tú dejas
escondidas en los rincones
para quien pida beberte…
embriagar sus emociones.
Ellos te olvidan poesía,
pero yo te amo…
me invitas a amar,
me enamoras de los días
de sus ecos al pasar.
La poesía es la vida que me llena, que me empuja a seguir, a querer seguir...
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Invernada
Tengo el alma expatriada
al país de los pecados,
invernada en su inclemencia
tras el sol que me has robado.
Despunta tu esencia,
gravita el placer sobre la cama…
con picardía sutil ignoras la mañana
y pronta desabrochas mis costuras…
rasgándolas con codicia.
Sueños… viejos símbolos,
amor gastado en mil patrias perdidas…
Ahora soy un gato sin tejado,
triste funambulista suicida…
sin más vida que tu.
Respiras….
embotello el aliento
que tú insinúas dulce y húmedo,
me estremezco, sonrio…
teniéndote por dentro hiervo
y voceo estrofas en tu barrio.
Deportado, solo contigo…
cruzando las sabanas,
sus fronteras…
arremeto en febriles deseos,
disparo cruda el alma y muero.
Muero en un exilio
de locura y uñas purpura,
del que no quiero regresar…
necesito detenerme en el deliro
que con ansia atenaza
la contracción instintiva de nuestros cuerpos…
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Hojas secas
Aliento…
invernal auspicio contenido en
luz tostada que enmudece…
anémicos reflejos
de un verdor por poco ausente.
Solo el cielo cruje en mis manos,
allí donde las hojas se apagan
y chascan delicadas al doblarse
venciendo entre danzas la mirada.
Siembra el viento un mar ocre,
el verano ya cumplido…
Te busco tras pacientes robles,
en el arrullo paciente de las fuentes…
en los desvíos de un sendero
que juega eterno a esconderte.
Transciende tu olor… tierra húmeda,
en mi verso lo mantienes,
remezclado con helechos
que hoy arraigan en mis sienes.
Divaga la tarde lenta, fácil…
despliega tranquila sus sombras,
da caricias a su noche
y entre besos la prolonga.
Tierno el paisaje
respira entretiempo y misterios…
escondidos en la infancia
por los huecos del recuerdo.
Otoño lento y dorado…
eres viento sobre un mar ocre,
aquel verano ya cumplido.
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Siempre fue un sueño
Viajar siempre fue un sueño,
piratería abstracta del viento
frente al que corro desnudo.
Transitar,
camas trufadas de soledad,
lentos vagones, aeropuertos…
largo turno de olores distantes
a la espera del recuerdo.
A ratos lloré la ausencia
anclada en mi maleta,
desde teléfonos azules…
en rubios racimos de cerveza.
Viajar siempre fue un sueño,
arquitectura de vida…
licencia y taxi al pensar ajeno.
Fauna,
hormiguero cosmopolita
bajo las nubes nómadas,
bullir… labor y artificio
de calles que respiran,
que engullen el trafico
y captan cuerpos.
Permanecen los fotogramas
y susurran mudos aquel tiempo,
cajas bajo el sofá…
la eterna promesa de volver
con la brisa templada de un verso.
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Sol de mayo
Dibujada en la acera
te cuelas…
tomas postura con voz de espuma
rompiendo en mí este umbral mudo,
pasas dentro y vuelas…
revoloteas intima
aventándome a poquitos la conciencia.
Sé de tu risa entre tantas,
carne dulce de unos labios
que imagino por instantes…
eres acuarela distraída tras mis ojos
ebria de vibrante anhelo.
Libertad,
zumba mi pecho al verte
en todas estas tardes de Mayo…
donde rabian resueltos requiebros,
esos que mudan las plazas
bajo un Solecito de fácil verano.
Varada como pájaros sin cielo
la multitud es germen,
un gran bosque de futuro
que enraíza entre los vetustos adoquines
de una casta invisible y desaparecida.
Horas,
manos que ingenuas se agitan
sugiriendo un cielo sin miedo,
sin verdugos de este instante
ungido en la sonoridad de la luz
que trae un grito silencioso.
La historia dormita frente al mundo
en el que fértil se acuna…
empapa los huesos y enseña,
se desnuda ante quien ilusionado
desconfía y desaprende con los días.
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Me dirás inquieto
Me dirás inquieto
pero no puedo evitar tu piel,
viajar rozando sus fascinantes formas
para alborotar cada uno de mis poros
y entrañarte
como las nubes huecas buscan el cielo.
Miro atrás…
ocupas la desnudez del día,
el ágora de una idea
en la raya indiscreta del tiempo…
como una hoguera sobre mi arena,
luciérnaga perdida.
Lo sé,
cantar blando al oído es prenderte…
atrapar tu inocencia y hacerla treta,
despertarte los pecados
que duermen en el silencio de tu escote
y así surcar ebrio mi voluntad.
Volamos como aves sin aire
sentados en el balcón de la cama…
frente a arrabales de carne
que besan cada noche,
deshilando las esquinas prohibidas
sin dejar de perseguirnos.
Ya no hay alfombra con orilla
que no hayamos recorrido…
texturas
latidos profundos perdiéndose
en los vientres huecos de luz
y ruido.
Palmo a palmo
buscar es caer tras la cortina de fuego
con un temblor de tus labios,
las pupilas calizas que se clavan
desde dos cuerpos desordenados,
salinos y tibios
en el poniente absoluto
de nuestro estrecho colchón.
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Descabezado
Huyo descabezado
por el vientre de las calles,
irrumpo en su mentira
amputando conciencias estériles
que maman ansiosas
la ira urbana.
Esta madrugada es capricho,
es ponzoña eyecta
en los pechos blancos
de mil vidas infectadas,
etílicas y agónicas.
Son las farolas siempre tenues,
que disfrutan secuestrando
la urgencia erótica de los colores,
abrigan el sexo sucio
tras sus sombras picaras.
Salgo a desabrochar
el agobio, las fantasías,
los recurrentes complejos,
humedecer de droga mis raíces
y florecer…
desplegándome al cielo.
Ansío tenaz el punto cumbre,
la expansión necesaria,
para achicar mis instintos
de fría gárgola…
ser penetración rabiosa,
grito erizado al vacio.
Hoy salgo desbocado a quemar
las ramas muertas de mi poda,
a alimentar infinidad
de profundos deseos clandestinos.
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Tus zapatos olvidados
Tus zapatos en medio del pasillo pronuncian ausencia, describen el hueco vacio que dejaste al marchar.
Gerberas sobre el suelo, pétalos humillados… esparcidos en la deuda del tiempo palpitan su desengaño.
El recuerdo acosa y las paredes tristes añoran tu figura desnuda, deliciosa… desapareces sin aviso, sin indicación.
Redimo lejanas instantáneas que encierran tu esencia y acometen punzantes los recuerdos… mas tarde, embriagado de nostalgia, volveré a llorar por ti… por tus zapatos olvidados al final del pasillo.
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No sin poesía
Silba la brisa de la memoria
cuando acaricia mi parapeto,
alberga ansiosa entre las sombras
bocetos de antiguos versos.
Soy arcón vacio de caudal…
henchido de papel y letra,
cartas, tramas, mil historias…
epístola de algún poeta.
No, yo no soy sin poesía…
Cabalgo al trote de mi escritura
desenrollando remotas tierras,
amores ciegos de cruel cordura…
besos de paz en plena guerra.
Revoloteo en reflexiones perdidas,
descompuestas y confusas,
cascada de sensaciones…
grito en mi montaña rusa.
No, no amo sin poesía…
Letras tejidas en voces
reflejos de un pensamiento,
verbos libres que desnudan
vergüenzas del sentimiento.
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Jardín sin sombra
Abrazo tus troncos huecos,
madera muerta de un jardín sin sombra…
regusto amargo a segadora
entre ecos de aquella foresta distante
suspendida en el tiempo…
sed trabada de calma tardía.
La broza seca se quiebra,
cruje en grotescas piruetas,
en pensamientos discretos
de almas sin conciencia…
anacoretas a sueldo
emboscados en las cavidades desraizadas
del tu denso verdor cercenado…
Retozar por el fango de la duda
distrae su fino olfato…
me inyecto el paisaje desolado
y lloro…
fundido en el hago mía su agonía,
con ella me cubro,
progreso desapercibido.
Cruzar el bosque en silencio
revela la madera sin sombra,
aquí solo habitan ellos,
sus puñales oxidados,
pistas de grava y tierra
que te mantienen perdida
en su algazara ronca de excavadoras.
La bruma eleva un muro
pared de abandono y lamento,
las horas se deshacen…
nunca encontraré la sombra,
ahora solo hay muerte,
la avaricia ansiosa que lo trituró todo…
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