Es una noche de tristeza, una canción de dolor eterno,
los lobos dan rienda suelta a su soledad.
La bella despierta de su sueño.
La niebla envuelve su melancólica forma,
un deseo eterno de felicidad surge de su interior.
Su cabello negro como la misma noche,
Cae a torrentes sobre sus hombros pálidos y delicados,
Y sus labios rojos como la misma sangre,
Buscan desesperadamente otros labios,
Para poder saciar su tan larga soledad.
Hoy, una noche de infinitos recuerdos,
Mientras observo a la siempre serena luna
Me acuerdo de aquella dama,
Y de cómo en sus brazos, fallecí aquella noche.