Mi corazón se siente satisfecho de haberte amado y nunca poseído; así tu amor se salva del olvido igual que mi ternura del despecho. Miguel Ángel Buesa
Como las avecillas viajeras de albos y oscuros colores Que al final del verano se marchan, así, tú a la primera ventisca de otoño… alzarás el vuelo. Cosquilleando tibias en mis temblorosa manos… Dejarás el recuerdo de tus blancas plumas. Y trigal exangüe será mi pecho, sin un solo grano Siguiéndote impávido por el cielo, desde mí orilla, Altanera, por los buenos aires irás, zahiriendo el amor… Desplegando tus alas, con un rumbo nuevo. Esperaré distante, ingrata, tu eventual regreso Y en mis desvaríos, perturbado, te llamaré lejano; Prendida en mis ojos, aun, la Venus de Milo en tu cuerpo. Entrado el invierno en mi corazón y mis sienes Los lirios y los arrayanes vestirán mi lucera ya sin primavera Álgidas me alcanzarán las noches, de otros tiempos ardientes, Sabré entonces que la hora de liar el petate, al fin ha llegado. Delalma 13/09/2012 12:17 a.m.
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