Con su cuerpo calcinado trabaja indefinidamente, un pobre ser esclavizado bajo un sol incandescente.
No tenía libertad todo era sufrimiento, castigado sin piedad por hombres sin sentimientos.
Se le terminaban las fuerzas, caía sin desayuno, desmayado y era vilmente maltratado en el bosque de hojas muertas.
Solo lo abriga el desprecio, se enciende en él una esperanza, no le importa a que precio, pero desea la venganza.
Muchas veces no comía, la amargura se le notaba, de injurias y latigazos sufría en aquella vida esclavizada.
Cansados de castigarlo le dieron la libertad, a quien no pudo superarse y fue herido en su humildad.
Aquel ser infortunado no tuvo felicidad, nació así desventurado y murió sin caridad.
Julio Medina 1968
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