Atronador atormentado
Va El cielo en un vagón atestado de estrellas Va Del presente principio sin pasado de nubes Va Haciendo huecos azules cada vez más sobrios Entre Los siniestros puertos de las sirenas Sin mañanas, sin ayeres, sin estar, con toda la imposible fe enferma, en los cuerpos húmedos de los rincones... ¡Desmesuradamente mundanales! Atronador Entre las masas grises y expresiones tenaces Atormentado Entre los párpados prudentes del silencio ¡Con todo! El pringue tropel exuberante El abundante vestíbulo malsano El oropel poluto y balumba
Atronador En la mirada blanca de las agujas Atormentado En la inmensa grieta de los campos ¡Aquí...! Opacos proliferan los fantasmas Asustados por el cielo extintos
¡Van viéndose! Los inmóviles colores en estupores Dónde están Los desconocidos alientos erizados Por el sillón sordo encorbatado Del albañal rayano Por dónde Las masacres amortajando latigueaban Los deseos emergiendo sinuosos
¡De la tabarra qué barrena! Las mantas de las sombras arrastradas Los encurtidos lenguajes del endriago
El cielo atronador Está En la urbanidad de las túnicas efímeras Está En la dignidad triturada cercenada vana Está En busca de más muertos bravucones céreos Está El cielo atormentado
¡ Vá de nuevo imparable! Por el cisma del reconcomio Celestial...¡Del trueno a la tormenta! Entre los magueyes tambaleantes
Con lo desventajoso voltizo Con el después diezmando la ceniza ¡Adorable petulancia despaciosa! Atada a los difuntos persistentes ¡Con el alma inteligible diseminada! En la cloaca mitigante pigricia Del remedio infalible monstruo amorfo Del oro sin decoro, vomitivo y revulsivo.
¡Así ha quedado por los cadáveres celestes! Agreste garrapatear de escarapela nublada La vida callejera levadiza barcarola funesta ¡Por el cuerpo adormecedor de las plegarias! Truena y truena. Entre los crueles méritos ¡Tormenta! Entre los perdones implacables El cielo... ¡En ruinas al amar las cadavéricas esencias!
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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