Dormido con ella en la misma cama que estaba entre los sueños escondida, acostado con esa siniestra dama, sin temor de sentirla tan cerca de mi vida.
Ella, cansada de su infinito caminar llevando siempre ese carruaje luctuoso, decide darse una oportunidad y cambiar, busca entender el lado humano, candoroso.
Interesada en saber lo que es sufrir y llorar, vivir en la soledad con el alma desgarrada, desea que la toque el amor y aprender a valorar las cosas de las que no está acostumbrada.
Ansía tener sentidos, estimar, respirar ternura, sentir pasión, soñar, ilusionarse, verse necesitada. Ella quiere ser humana y remover la vestidura que la mantiene a la eternidad atada.
¡Ella necesita tener alma, la que nunca le han dado! Ahora se propone llegar a la casa, y llenarse del amor que en mí ha encontrado. Pasmado me lleva en el tiempo ¡nada me pasa!
El destino vaga errante, se quedan inertes las noches, cegado ante un sueño portentoso duermo con la señora de la figura de muerte… ¡Hechizado en un idilio misterioso!
Julio Medina 10 de mayo del 2012
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