Ojos caramelo

Fecha  9-5-2012 3:33:13 Tema:  Poemas


Ella era cual la azucena la mañana

en que se abre; la mañana le pertenecía

y la conciencia de su belleza la embriagaba

de sí con un encanto sin embargo insoslayable

que hacía de ella la perfecta, única, lamentable

trampa para un huérfano de madre.

Vestía aún falda escolar y sabía hacer

esperar por una palabra y jugaba todo el

tiempo con las acepciones para mantener

la página en suspenso.

El perfume que la envolvía era como un

atributo inherente a sus demás cualidades

y creía ser la única que poseía una mañana.

Reía discretamente y nunca volteaba,

su rigidez arrancaba chispas a los sueños

adolescentes.

Yo aparecí por el otro lado de la calle

con una bella bandera hecha de naipes blancos,

bajo mi frente tenía dos ojos pulcros de hombre

impetuoso y la boca llena de palabras invencibles.

Vi como se divertía revolviendo la nuca de un pez

con tal técnica que este quedaba satisfecho.

Y cada día fue entrando a mis ojos hasta que al fin

tocó la base de mi corazón como una gota

de dulce veneno.

Entonces se convirtió en la mujer más bella

de la tierra y estrechando mi panorama

hacia su boca de disimulo

fue envolviéndome sus metros a la garganta,

tan audaz que después de muerto me enteré

que me hubo ahorcado y aún después que

estaba muerto.

Toda una mujer, como lo es cada una;

yo esperaba que fuera mi madre como

lo había prometido, inhalaba sombras

entre mis cuadernos

y escribía poemas desordenados bajo la luna.

Caminábamos diariamente de vuelta a nuestras

casas, ya era de tarde y también en su cielo

un gran péndulo oscurecía al sol.

La campanilla replegaba los dedos ante la fruta

desistiendo como al fin la marea se sosiega.

Me ensordecí a los pormenores acaecidos,

cruzando a empujones aquel tiempo

turbulento, luego del cual la vida retomó

su opacidad habitual.

Las gaviotas graznaban en el puerto y en la

ciudad entre sus casitas habitadas por gente curiosa

yo esperaba la próxima estación.

Alguna vez, entre ese tiempo, nos encontramos

en la playa antes de la puesta del sol,

caminamos hasta la orilla, nuestras huellas

se confundían con las demás huellas.

Ya era de noche.




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