Dame besos prendados que no paren de llover,
de los que se duermen en el regazo de la mirada,
y en esos labios sedientos de besos dejar caer
frescura en tus delicias azucaradas.

Dame besos cautivados tan profundos como el mar,
donde el manjar de tu boca sea virtud exquisita,
que cada beso quede prendido en mi alma al declamar
el tierno amor que en la intimidad del corazón palpita.

Dame besos seductores que no escapen de las manos,
y su lisura sentirla con cada roce del viento.
Dame besos fascinados que no sean de otros llanos,
que su sonrisa apacible no provoque aislamiento.

Dame besos hechizados que se adhieran a los labios,
de esos besos pausados que me eleven al espacio.
Dame besos encantados donde no hallan intercambios,
para rebosar de amor cuando me beses despacio.

Julio Medina
11 de marzo de 2012