¡Cómo quisiera que la vida no existiera, así dejaría de sentir el dolor de este amor que me hiere! Y el corazón destrozado ¡cómo si nada ocurriera! ¡Desliz el tuyo! Aunque dices que me quieres.
¡Cómo quisiera extinguir la agonía de mis venas! Cada lamento sufrido poder echarlo a la hoguera, que el fuego voraz devore hasta disipar las penas, y solo queden cenizas para lanzarlas afuera.
¡Cómo quisiera no tener el alma débil, afligida! No suspirar por ti, tú me llenas de amargura. Ignorar a este sentimiento seductor de la mente aturdida, enloqueciendo la pasión del corazón, y soltando ataduras.
¡Cómo quisiera no estar en donde te encuentras tú! No escucharte ni sentir las caricias de tu aliento, para no enredarme contigo en ese insidioso revolú del amor, y así evitar decir lo que yo por ti siento .
Julio Medina 17 de octubre de 2011
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