Te vi esa noche cuando las estrellas brillaban tu figura sobresalía entre la espuma del mar, melodiosos silbidos estridentes evocabas al cantar y en el filo de la noche, el cielo y las olas se juntaban.
¡Cánticos tan dulces que me hipnotizaban! Fui atraído por la magia de los encantos con esa ternura, que me olvidé de los quebrantos, remolinos del viento y del agua nos guiaban.
Borracho por el amor de tu querer jugaba con el pelo de oro entre mis dedos con mi mente trastornada, pero perdí el miedo y me llevaste a lo profundo del mar antes del amanecer.
Entre las algas marinas asomó nuestro sentir y mirando al color del mar en tus ojos un torbellino de pasión me estremeció al besar esos labios rojos, fue una extraña sensación que no he vuelto a vivir.
Desde entonces todas las noches estrelladas paso largas horas en la orilla del mar. ¡Esperándote! Deseando verte de nuevo para volver amarte, y no despertar jamás de ese cuento de hadas.
Julio Medina 27 de agosto del 2010
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