Campestre infancia lejana...
¿Éstá allá?, Si... Sí. Si en el fondo Último de las horas... Enrojecidas. ¡Cómo el desierto en una gota crece, después de cultivar los lagos en la leche del establo del relato!.
Campestre Infancia... Lejana, lejana, muchas veces, tan cercana e invisible a muchos.
Pero, no sin antes iluminarlas, estrellas en torno, mezcla de palomas, blancas, blancas, en cierta forma, raíz. ¡Raíz del aire!. De la mesa imagen almendrada. ¡Cada tarde al salir del ánfora!.
Infancia lejana. Infancia campestre, muchas veces, y cercana otras. Visible recuerdo.
Intentándolo como la manzana, muerde la transparencia, y de los labios, niños, juegan, con las nubes, y el rostro, por los tiempos, de la luna dulce viña. ¡En su mundo!.
Lejanía campestre. Lejanía de infancia. Tan cercana a veces, tal vez, en los sueños hay campanas y canciones.
¿Serán acaso ellos?. Los pequeños, los rincones, y sus murmullos, unos de papel multicolor, otros, dulces, como las pelotas, y las viejas canicas, en las frutas frescas, en los años. Adueñados. ¡Adueñados de las cosechas!. De la infancia lejana.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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