Ahora no niegues cuando viniste a suplicarme mi amor te diera, decías que antes de conocerme siempre supiste que era a mí a quien tu corazón eligiera.
Más sin embargo todo lo niegas y ya estuviste entre mis brazos enamorada, pero tú insistes que no pensaste y estabas ciega por el amor que en mí sentías, aunque ya no existe nada.
¡Qué poco valor tienen aquellos besos que dejaron marcados en mis labios el dulce cerezo! A veces la felicidad hiere cuando hay excesos, a sentir la ingratitud de tu amor empiezo.
Si te complace decir lo que no es cierto sigue así, yo no sabré desmentirte solo sé que al estar contigo es real mi acierto y aunque lo niegues entre mis brazos vuelvo a sentirte.
Al estar conmigo tú has tenido el amor que deseas. ¡Más ya no lo puedes negar! Con la negativa de tus palabras en mi mente creas dudas de ti y de tu manera de amar.
Julio Medina 4 de septiembre del 2011
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