Déjame mujer

Fecha  24-8-2022 15:04:31 Tema:  Poemas
Déjame mujer

Déjame salir mujer, de su ardiente y palpitante corazón
Déjame suspirar en otro amor y respirar en otra relación
Ver otra luz, otro sol, otro cuarto y otra habitación
Presenciar otra luna, otra oscuridad, que alumbre con su vela la cena y su función
Déjame componer otra poesía, otra melodía y entonar otra canción
Gritar con el alma el grito emancipador de la revolución
Déjame acariciar otros rostros y besar otros labios llenos de emoción y pasión
Quitarme de encima sus cobijas que, en las noches frías, enfriaban la relación
Deja que lleguen otros veranos, otros otoños y alejen el invierno de su estación
Déjame acariciar otros jardines, oler otras rosas que cuelgan de otro lejano balcón
Oler otras fragancias, otros perfúmenos, otras caricias y otra ilusión
Soñar y volar tranquilo en la soledad de mi imaginación
Déjame mujer susurrar otros oídos y escuchar de otros labios, otra información
No me espantes más, ni me llene de pánico, ni de caos, ni de confusión
Déjame conducir el camino de mi vida y manejar mi caballo, mi yegua y mi camión
Deja de robarme el alma, que me deja el espíritu desnudo, como ladrón sin pantalón
Ver otra película, otro final en otro teatro y otra acalorada función
Contemplar otros volcanes, otros triángulos amorosos y otra mirada de admiración
Déjame estar a solas y pedirle a Dios, su gracia, mi perdón y mi adorada bendición
Me llenas de pecados mujer, sin cura, sin reflexión, ni espacio para la confesión
Déjame besar otros labios, acariciar otro cuerpo y tener otra tentación
Solo veo su camino árido y polvoriento, que me acorrala en su callejón
Deja que el coronavirus se aleje de mi respiración y se alivie el agitado pulmón
Déjame volar a otro planeta, ver otra luna, otras estrellas y otra dimensión
Deja de enloquecerme con sus cantaletas, rabietas, soberbias y su espelúznate sermón
Me voy a dormir en otra estera, porque no hay espacio en su cama, ni en su colchón
Envenenaste el queso de la emoción y mataste la pasión y el rabo del ratón
Chamuscaste mi cuerpo en las llamas ardientes de su corazón y me jedaste como un carbón
Me arrebataste el lápiz, el boceto, el verso de la poesía y la musa de mi inspiración
Ya no serás más, mi dulce Dulcinea, ni yo seré su querido y adorado Napoleón
Me ahorcaste con el lazo de su amargura en el palacio de su inquisición
Me encerraste en la cárcel con sus barrotes, sin pena, sin reo, ni acusación
Déjame presenciar por última vez la bella naturaleza y su esplendorosa vegetación
Me herviste en su caldera con su pócima y ungüentos y me envolviste en su sazón
Me marcho para siempre de su lúgubre y terrorífica mansión
Deja de hacerte la crucificada y la que carga siempre con su procesión
Ya no me quitaras los pantalones, ni yo volveré a quitarte el brasier, ni la fragancia de su calzón
Deja que mi barca parta a otro puerto, buscando otro amor, otro placer y agite mi acalorada embarcación
Mujer, déjame tocar una melodía de despedida y mi última poesía, que salen de mis versos hechas canción, en mi acordeón
Vendrán otras adoradas y queridas mujeres, otros amores, otras pasiones, otros nudos, otro crucigrama, otra huida y otra salida sin eslabón
“Joreman” Jorge Enrique Mantilla- Bucaramanga agosto 24-2022


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