ODA A UNA MÚSICA SALADA
La música tejió, bajo las hojas, lunas de sal, ramas, y en el lago, peces dorados. Un Blanco Párpado ¡Sobre los volcanes!.
Ahí un cubo. Tuvo un dulce. Sueño sin melodía. Noche sin luna. Cayendo con violetas. ¡Fuego!. Sabor a recuerdo. En amargas olas. En copas rotas.
Y en el sol el cristal.
Los dedos del tiempo, arrugan los años, y beben fragantes, los minutos. ¡Bajo el reloj!.
En los nevados, inmóviles, aceites de mejillas, horas de dramas. ¡Música y música!. Y sal con sal.
Y cada alegría, manantiales, tardes. ¡De sombras y nuevas noches!. ¡Solo de música salada!.
Sinfonías De Campanas. ¡Y pestañas!. En las piedras extranjeras.
Donde. La humanidad huyó. Y Salió de los corazones.
Y La música Tejió ¡Solo estatuas de sal!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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