La ansiedad corroe el esfuerzo desesperado por encontrarte, aparece inclemente el cierzo, estremeciéndome de tanto buscarte.
¡No importa si me socava el deseo y me aturde el pensamiento! ¿Desfallecer? No, pero sigo el rastreo. ¡No me rendirá el agotamiento!
El horizonte misterioso e infamante lanza retos, los enfrento sin temores sin dudar ni un solo instante, y prosigo buscándote en los alrededores.
Tiempo que has pasado. ¡Cuán largo! Y al fin te has marchado. No le temo a la soledad que me ha tocado antes de lo esperado.
Y todos preguntan: ¿Qué has buscado? Esa decepción de los sueños ha hurtado la felicidad y el amor que me habrían dado, pero nada pierdo con no haberte encontrado.
Julio Medina 29 de marzo del 2011
|