Aprendimos a darle toda la intensidad, a cada instante como si fuera el último, para amar, sentir, volar y siempre soñar, con nuevos amaneceres y más desafíos.
Quizás por ello, siento como suplicio y me angustia sentirme atrapado sin ti y me angustia esperar a que esto pase… sin insistir con todo empeño, en volver a descifrar tu belleza a besos y caricias.
¿Cómo encontrar mis ojos en los tuyos, qué paisaje podría cautivarme sin ti…? pero tantos otros, puedo atesorarlos, porque los recorrí, junto a tu sonrisa.
Sabes cuánto adoro y deliro por tu piel, qué quisiera sintieras al leerme… que, quiero apretar cada palmo de tu espalda hasta conseguir, que tus ojos se entornen o se cierren, como invitación a no parar.
Y apretar tu cintura, para que no escape la voluptuosidad que baña tus riberas… que tempestuosas vuelcan su encanto y arrasan con mi imaginación y la cordura, trocándome tan solo en tu amante púber.
Qué bueno haber tatuado en mi memoria, tu ternura, que ilumina y blinda mis días… para consentir la espera y mientras tanto, disparar como bengalas, de esperanza e ilusión estos roncos versos en cautiverio.
Que cuentan lunas y sus metamorfosis… Que esperan como gotas de rocío, para adorar los pétalos y corolas de tu primavera. Que escudriñan cada aurora, desesperados, por tus ojos lindos, contagiando su alegría…
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