Cuando la añoranza aceche: Recuérdanos, en el frío de la tarde... en nuestras reacciones a la luz del alba, en tu contagiante risa desatando la mía, en los espasmos de tu piel al paso lento de mis manos y labios exploradores.
Y si la nostalgia reclama consuelo… Imagina nuestros tan estrechitos abrazos, que abrigan, derrochan ternura, protegen, restañan quebrantos y siempre arrullan… y si hacerlo desata un nuevo suspiro... debe ser que mi alma encontró la tuya.
Y si recordar, imaginar, sentir, suspirar… no bastaran, sabes que podemos soñar, que podemos hacerlo juntos o a distancia, allí nada puede evitar que estemos juntos, que podamos volar y detener el tiempo, el viento, las ansias… la misma melancolía.
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