Ius Soli / Ius Sanguinis

Fecha  14-12-2018 17:10:53 Tema:  Frases y Pensamientos
Pregúntenle a un granadino a quien de pequeño sus padres le llevaron a observar las cuevas gitanas, en una mañana de cielo diáfano desde las alturas de la bella Alhambra, qué cosas lo definen. Indefectiblemente, nos contará acerca de sus experiencias de la infancia, de los olivares, de lo hermoso que es Tarifa, o de aquel día en que el taconeo de un flamenco lo hizo llorar a mares. No va él a ofrecernos un análisis sesudo en base a una investigación detallada de su genealogía y a los resultados de las modernas técnicas genéticas para decirnos qué porcentaje de moro tiene y, acto seguido, decirnos porcentualmente cuánto de linaje granadino tiene, y qué tan granadino es respecto de aquel otro niño o niña con vivencias casi idénticas a las suyas. O por qué ser más o menos moro o ésto o aquello en los vasos sanguíneos legitima o invalida.

Descalificar a Bolívar o a San Martín como meros traidores de su sangre, o ponerse a calcular qué cantidad de sangre nativa corría por las venas de Benito Juárez para legitimarlo o defenestrarlo, opino que es un argumento un tanto simplista. Quizá convenga entender el por qué del desarrollo del Ius Soli como principio de ciudadanía en las Américas antes de descartarlo como algo “traído de los cabellos”. Para entenderlo en su estado más puro, solo basta con entrecerrar los ojos y revivir los momentos de nuestra infancia que se asemejen en términos generales a aquello inexplicable que siente el personaje del primer párrafo al repasar su vida.

Obviamente, una forma distorsionada y nefastamente exagerada del Ius Sanguinis es el nazismo. Cuando fanáticos del creciente grupo nacionalista en EEUU gritan por las calles, “Blood and Soil!” (“Sangre y suelo”), curiosamente lo que están haciendo es definir un “Ius Sanguinis en esteroides”, indicando que tanto la sangre como el origen geográfico es lo que los legitima como ciudadanos de “primera categoría”. Sin embargo, cuando protestan contra el ingreso de refugiados centroamericanos, esa consigna de, “Fuera. No son de aquí” se traduce mejor a un, “Fuera. No se parecen en aspecto y costumbres a nosotros”, dado que no se ven minorías étnicas nacidas en EEUU protestando fervientemente contra el ingreso de dichas personas a su territorio.

Por supuesto que el Ius Soli en las Américas jamás fue empleado como gran principio nivelador de los derechos de las personas. La elite del poder económico y politico histórico de la región ha sido, en términos generales, mucho más europea que indígena o africana en origen sanguíneo. Probablemente la excepción que confirme esta regla sea Haití, en razonable medida.

Para concluír, una visión alternativa acerca del complejo tema de patria-identidad quizá la ofrezca gente como mis abuelos maternos, ambos gallegos: después de haber criado una familia en la Argentina, se sentían orgullosa y tremendamente argentinos. Nunca se me cruzó por la cabeza el raro concepto de que fueran traidores a Galicia. Como tampoco me detuve a pensar si eran ellos unos descastados, ya que en su caso, ni el Ius Soli o el Ius Sanguinis aplicaban. Y la razón opino que es simple: la identidad, para ser realmente tal, la define el individuo, en sana libertad espiritual y de conciencia.

Una respuesta a una nota ofrecida en el diario ABC acerca de las figuras de nuestro continente que fueron claves para su independencia, la cual desliza la idea de que eran "traidores a su sangre".



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