Sí pensé en el vapor que es la vida y su tiempo. Y a destiempos, seguro somos uno: tus cuencas son los pozos que crecen dentro mío. Me voy desposeyendo de sustancia, con tantas horas que en la piel se apuran. Tal vez exista el argumento exacto de mi vida en el libro no leído, en los pueblos donde debí nacer para poder volar y campante estrellarme contra una vida en cueros.
Ya nos susurró sus trivialidades un cosmos holográfico. No anuncia la muerte definitiva de todo lo muerto en mí, ni explica alumbramientos de los pájaros que perdieron sus alas dentro de un vientre seco, esquivando el estado de la carne para unirse contigo en el silencio.
Es tan solo un peldaño la grieta entre los dos. Yo acepto sin congojas que me observes en lo efímero de mis almanaques. Ya no me irrita el don de tu constancia.
©Gustavo Larsen, 30/11/2018
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