Envueltos en la travesía de sus fases, como hoy, no siempre coincidimos, en acudir juntos a recibirla… plena, desbordando atracción, luz, pasión, hay que tener también límpido cielo, y todo el tiempo para esta intimidad…
Cada mes olvido fijarme qué día, o más bien qué noche, llegará luna llena, no importa si azul, fresa, roja o con halo, inundando con su encubridora tenue luz, así que bienvenida otra vez sorpresiva, irreverente, como nuestras ansias de amar.
Está llegando a su máximo esplendor… el cielo no tiene rastros de nube intrusa alguna y estás tú… nuestras voces bajaron y el torrente de besos y caricias, no cesará, hasta conjugar con su derrame lunático… las mieles de la ambrosía juntos aunada.
Bienvenido el desvarío único de amarnos, alcanzando también, la plétora señera… de conjugar con ella nuestra vida y sueños.
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