Desde que superamos las distancias entre bocas y aquellas otras que se alzan desde los hábitos, intento no dejar sin besar, ni un poro de tu piel y esto cada día de mi vida, porque como colibrí, reventaría mi corazón, para incesante succionar todo el néctar, que atesora cada recodo tuyo…
De explorar, degustar y asociar al besarte toda, paso a declarar mi total demencia por esta sed, manía, obsesión, vehemencia… lo que quieras, por venerar a besos todo lo tuyo, por perderme y nunca intentar volver, de la mágica exuberancia de tus parajes, de tu roja boca, por la que deliro.
Y por supuesto, jamás podre cansarme de catar, tanta exquisitez en cada nuevo beso, amada mía, por ello, busco y acojo el insomnio con júbilo, para entre más queditos besos, velar tu sueño, ojalá consiguiera vencer mi sueño, que me impide besarte más y aun sonámbulo no cesar de hacerlo.
Que soy besucón, besador, lo que sea, ¡sí! cierto, besaría el aire que expiras, tus miradas felices y hasta la risa, que de tu boca brota cantarina… besarte, es el alimento que nutre mi espíritu y aviva las ansias de verte feliz, que vibres, vueles y que entre besos, nos fuguemos al mismo infinito.
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