Un Anillo Viejo - Para ti

Fecha  1-3-2018 22:12:23 Tema:  Crónicas
Siempre recuerdo que la mejor manera de hacerte sonreír era con algún postre improvisado, descubrir ese secreto tuyo me salvó de un sin fin de batallas pérdidas y noches solitarias en el sofá, recuerdo bien ese gesto de sospecha acompañado de una sonrisa traviesa que se iba disolviendo entre fresas, chocolates, nieve de vainilla, entre otras cosas que escondía en el refrigerador para casos de emergencia.
En alguna ocasión mi estrategia no funcionó y te llevaste la recompensa y el placer de verme derrotado ante tu tan infalible mirada, no había nada que me hiciera dejar de amarte, aún me viera solo en el sofá, sonreía al pensar en ti, hasta acabar vencido por el sueño.
Amaba las mañanas a tu lado, y los besos en la frente con los que me despertabas, amaba que anduvieras descalza, moviéndote de aquí para allá en ropa interior, amaba que te detuvieras un momento para regalarme pequeños besos que llegaban de mis labios a mi cuello para después seguir tu camino, amaba tu manera de cocinar, y el desorden que hacías en la cocina, amaba que no probaras tu comida hasta que yo no te diera una opinión de su sabor, en verdad no probé nunca mejor comida.
No puedo olvidar tu sonrisa, tu mirada, tus caricias, no puedo olvidar tu ligero cabello, largo y negro, ni tu piel siempre con ese olor que nunca pude identificar pero tanto me gustaba, no olvido tus palabras, ni la tonalidad de tu voz al decirlas, no olvido tu manera de vestir, ni lo radiante que te veías al estar desvestida, no olvido las heridas que me causaste, ni la forma tan tuya de curarlas, no te olvido nunca, ni a todo lo que por ti cobraba vida.
Pasaron suficientes días y pensé en aquel anillo que entre bromas me confesaste sería perfecto para usarlo toda la vida, un viejo anillo que vimos en una tienda de antigüedades en el centro de la ciudad, vi como brillaron tus ojos aquel día y sabía que será perfecto para sorprenderte con la pregunta que pensé jamás tendría que hacer. Solías decir que no creías en esas cosas, pero dabas tantas señales de lo contrario, y a mí me llenaba el verte corriendo de aquí a allá viendo todo lo relacionado a ese tema, recuerdo que me gustaba cuestionarte camino a casa, y tu corrías lejos escondiéndote de mí en cada sitio que así lo permitiera.


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