Alguien le robó la venda. Por túnica y por balanza luce accesorios y organza para que el tino descienda. ¿Por qué tomó por la senda que embadurna a la equidad? ¿Fue el crimen de la ciudad o el ciudadano del crimen quien le escamoteara el himen a la luz de su verdad? Ni el Citi ni el Chase Manhattan son banquillos de acusados. Los fallos de magistrados la maza de Thor desatan sobre humildes, y delatan que hay fullero y que hay baraja. Es la historia que no cuaja por más que hieda el fermento: la del carnal forzamiento del billete en la migaja.
©Gustavo Larsen, 19 de febrero de 2018.
Se habla casi a diario, en diferentes partes del mundo, acerca de la percepción (y a veces, la certeza) de una justicia que va prostituyéndose. Este poema en dos décimas es lo que se me ha ocurrido al respecto.
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