En eso de primero besar con la mirada, venía intentando dominar miedo, ansias, inusuales nerviosismos, que no permitían, que la imagen de tus labios, sus comisuras, tu lengua desplegándose en la inquietante gruta de tonos de pasión que me extravía, completaran el disfrute extasiante de catar semejante manjar, en todos sus detalles.
Que siempre se interrumpió además... por perder el contacto visual, ya mis ojos se habían perdido, ante tal magnificencia, que prefiero dejar que mis labios intercedan a extraviarme en el tejido de la carnosidad y tesitura de tus labios, de tu boca plena...
Ceremonia bendita que acalla tanta sed, de comulgar en tu boca y con tus besos, de inventariar las inéditas sensaciones , que se desbocan en la cautivadora cercanía de nuevos contactos, colisionando ansias, ganas infinitas, ternura, pasión, deseos.
¿Cómo no adorar tu exquisita boca pequeña?
|