Desentonar con los frívolos conceptos que casi no han evolucionado y van desde lo instintivo casi animal, explícito, nos expone a recibir descalificaciones que nos afirman en valores como hito de sensibilidad, de ser auténticos, libres.
Es que una relación amorosa si es tal... debe fluir mágica, descubriendo amor, seduciendo entre maneras y respeto, en una entrega desbordante de detalles, de esperas, de pequeños avances, que nos llena el ama de ilusiones y suspiros.
Amar es una obra pertinaz, interminable, que se reinventa, que debe exigirse, para esculpirse para siempre: nítida, única, en vísceras, sentidos, piel, en las ganas, en el corazón, que resienta las ausencias y adore cada instante juntos derrochado.
Amar rompe con lo tediosamente común, amar como nosotros... casi que ahoga y hace volar, es esta sed que se conjuga voraz entre bocas, volcanes de caricias y deseos, pero también en aguas serenas de beatitud, en la paz certera del solaz del guerrero...
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