Poema del sembrador

Fecha  4-9-2017 23:11:11 Tema:  Poemas
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La maestra estaba triste,
aquella breve llamada
puso su alma en despiste.
Y aunque el corazón resiste
a veces viene la nada.

En diez minutos tendría
clase de matemáticas,
pero darla no podría.
Esa tarde no daría
ni una clase temática.

En su lugar a los niños
les contaría una historia,
que le contó con cariño,
su padre con muchos guiños,
y que guarda en su memoria.

Se la relató aquel día
cuando se marchó su hermano.
Y la historia describía
a un sembrador que elegía
para la tierra sus granos.

Teniendo el aula notoria
los niños en su interior,
sin ninguna moratoria
comenzó a contar la historia,
la historia del sembrador

"Cada año en primavera
sembraba en su campo el trigo
con semillas que eligiera
del año anterior y hubiera
guardado y dado el abrigo.

Solía pensar que tenían
tanto fruto en su interior
cuando en la tierra caían.
¡Que hermosa espiga darían
hermosa espiga de amor!.

Desde el principio cuidaba
las semillas al brotar,
trigo verde en su alborada,
y amarillo cuando estaba
su espiga para cortar.

Espigas que con el viento
desde lejos se veían
ondear sin un lamento,
que jugar era el momento
mientras hermosas se hacían.

Y cuando aquel mar de trigo
era del color del sol,
y siendo el sol su testigo,
para el sembrador amigo
la cosecha era su rol.

Tras la siega era la trilla
el trabajo que esperaba,
que separar la semilla
no era tarea sencilla,
que en la era realizaba.

Las espigas desgranadas
serían el alimento
de domésticas manadas,
y al año en cada jornada
supondrían su sustento.

Del grano harían la harina,
alimento que los hombres
en tantos otros combina.
Que es oro en ricas cocinas
y es el anhelo de pobres.

Pero había otra labor
que el sembrador realizaba:
con dulzura y gran fervor
de cada espiga de amor
un grano siempre guardaba.

Eran granos destinados
para volver a la tierra,
los frutos tan deseados
aunque fueran apartados
aunque tanta vida encierran
"

Los niños con atención
a la maestra escuchaban
siete años son un don
y a un cuento o una canción
gran interés le prestaban.

Y luego con su dulzura
alguna pregunta hacían:
¿Qué grano con gran premura
el sembrador con ternura
entre otros elegía?

La maestra no tenía
siempre todas las respuestas
y contestar no podía,
si ella misma sugería
aquellas mismas propuestas.

Entonces la directora
del colegio, entró en la clase,
y en su papel de rectora
sin esperar otra hora
quería dar un mensaje.

Y el mensaje trataría
de un alumno que no estaba.
Y hace un mes que no venía.
Y a ver su mesa vacía
el aula se acostumbraba.

De Manuel era la mesa,
de sus padres la llamada
que supuso la sorpresa,
a la maestra, ahora lesa,
al empezar la jornada.

Y la directora hablaba.
Y a la mesa de Manuel
la profesora miraba.
Y sentía ensimismada
que se erizaba su piel.

Pequeño y hermoso veía,
que en la mesa de Manuel,
aquella mesa vacía,
un grano de trigo había
de un dulce color de miel.


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