Que los sueños, sueños son...

Fecha  9-7-2017 3:19:10 Tema:  Crónicas
Prefiero no creerlo así...
Esa madrugada, una vez más Rodrigo despertó sudoroso, completamente sobresaltado y con sus ojos desorbitados, tenía miedo, se notaba y tardaba su tiempo en recuperar el control, para luego burlarse de sí mismo y ese sueño repetitivo, que no atinaba a recordar y mucho menos a superar.
Entre los pocos detalles que consiguió recordar, podía relatar...
...Que se encontraba en medio de una noche muy cargada de neblina, sentía que caía a un gran abismo, pero sin terminar de caer… allí, en ese período, es que despertaba, creyendo que el sudor, era sangre...
Rodrigo, había contraído matrimonio pocas semanas hace y Maritza su joven esposa, se mostraba muy alarmada por este suceso tan fuera de lo normal, conocía de muchos años a Rodrigo, quien era unos diez años mayor y que por su caballerosidad, seriedad y ser muy trabajador, la había conquistado en contra del rechazo de su madre, que como todas las madres, esperaba un mejor partido para su hija.
Rodrigo a fuerza de mucho trabajo había conseguido levantar un modesto negocio, tenía un almacén de insumos agropecuarios y avícolas, y parte de sus actividades, las complementaba con visitas a las fincas de las parroquias cercanas, para lo que disponía de una camioneta grande, que la mantenía en buenas condiciones.
Maritza, que había confirmado su primer embarazo, en una mezcla de alegría y preocupación, le pidió a Rodrigo que visitaran al párroco para pedir su consejo, o a un médico, a alguien; no podía imaginar siquiera, que pudiera faltarle el padre de su bebé.
Rodrigo eufórico de felicidad, no hizo mucho caso al desasosiego de Maritza y salió a visitar una hacienda, pero en su mente se habrían nuevos espacios e inquietudes: venía su hijo y tenía que trabajar más, apuró el paso, porque debía subir a la montaña y no quería hacerse tarde…
Ayudó a parir a una yegua y eso le llevó más tiempo de lo que creía, estaba muy cansado, pero se sentía tan feliz; tanto que no reparó en que la noche estaba cayendo y con ella una impresionante espesa neblina, ya inundaba la montaña… mientras conducía muy rápidamente, pensando en nombres para su hijo, las compras, la casa, otro vehículo más cómodo, perdió contacto con la carretera y cayó al vacío…
Ese exacto instante, se recriminó por no haber prestado atención a la repetida advertencia...
En medio de una reacción muy lenta de su cuerpo y las borrosas imágenes que de a poco fueron tomando forma, buscó auscultar su frente que la sentía anegada de sudor... todo su ser, sintió un infinito terror, es que ahora, era sangre y junto a su cuerpo, Maritza lloraba desconsolada…


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