Por tí lo haremos, Cielo justo y santo. ¡Honor y muerte, guerra y fuego demos! Heridos hoy, las crueles causas vemos blandir la espada negra en vil espanto.
¡Escucha en noble apuro el grave canto!, un himno en clara voz, el cual crecemos, ¡a pecho henchido, luz que alegre ardemos! ¡La patria entera sangra y quiebra en llanto!
¡Oíd clarines, brava hueste mía! Templad el corvo sable y nunca cedan, ¡jamás!, al recio intruso en lid bravía.
Nación cabal, ¡mostrad tu gran valía! ¡que rueden testas, cuerpos ruines hiedan! Serán abono, paz… ¡y amor un día!
Aunque me gusta más la -creo- menos pretenciosa versión eneasilábica:
Por tí lo haremos, Cielo Santo. ¡Honor y muerte a fuego demos! Heridos hoy, infieles vemos blandir la espada en vil espanto.
¡Escucha en noble apuro el canto!, un himno en clara voz crecemos que a pecho henchido alegre ardemos. ¡La patria sangra y quiebra en llanto!
¡Oíd clarines, hueste mía! Templad el sable y nunca cedan, ¡jamás! al ruin en lid bravía.
¡Nación cabal, ¡mostrad valía! Que rueden testas, cuerpos hiedan; serán abono y paz un día.
Publicado hace algunos instantes en el sitio de mundopoesía.com
Son acentuaciones que no se leen; se gritan. Un puro ejercicio mental, confieso (no es el tipo de poema y tema de mi preferencia), pero al escribirlo asevero que me subió la adrenalina.
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