(Soneto alejandrino dialogado)
Camélidos de Andrómeda invaden el palacio por simples desperfectos; ¡qué brújula bromista!, el bípedo “avanzado” que viera el largavista debió ser evitado por normas del espacio:
“Ignórese al salvaje de honores tan reacio, que al oro capitula, censura al cancionista, al prójimo denigra, al mísero conquista destruye velozmente, construye muy despacio.”
Giboso el capitán que impúdico me espeta: “Rey sabio, yo le inquiero, señor de los lugares: ¿Le asombra descubrir tamaña inteligencia?”
“De seres instruídos, distantes del planeta, la prueba es evidente: ¿qué genios estelares querrían regalarnos el don de su presencia?”
Publicado hace una hora en el portal de mundopoesía.com
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