EL MARINERO
Perdido el tino gitana dime y diretes, dime por qué se bebe y por qué reprime dolor y vino, guitarra y trino.
Sufriendo un duelo gitana dime y diretes, dime por qué se teme y por qué se oprime un labio al vuelo y del hijo el suelo.
Dime y diretes dime, mi gitanilla, de dos ojitos que como oporto me enloquecieron con sus hechizos de sol maduro.
Dime y diretes dime de tu faldilla cuando los vientos de bailadora te desvistieron para ponerme en ingrato apuro.
EL GALLEGO Y LA MORA
Cuando de día mi vieja astilla de sol inquiera si vino un ave, si le quisiera desde Almería hasta Dumbría;
cuando nochera mi vieja astilla de luna inquiera si duerme alerta, si usted pudiera como pantera brindarse entera;
quisiera entonces que el sol inquiera, que usted regrese y que con sus labios me seque el llanto como dos lirios entre los cardos.
Quisiera entonces, ¡la noche quiera! que ya tan ciego y muriendo en celos de verla tanto que loco encalle en sus ojos pardos.
©Gustavo Larsen, 23 de mayo de 2017
Publicado hace instantes en el portal de mundopoesía.com
Bautizarlos como “sonetos moriscos” ha respondido exclusivamente al hecho que al escribirlos me recordaron, con su fuerte ritmo y rima (interna y externa) a algunas formas mozárabes, como por ejemplo el zéjel.
Quizá sería más adecuado llamarlos “sonetos canzone”, dado que los dos ejemplos se construyeron fuertemente sobre sillares pentasílabos al estilo “doppio quinario” (y en algunos casos, ternarios) de la métrica italiana. He probado dos posibilidades en los tercetos en estos dos ejemplos, siempre huyéndole a la métrica española que sabemos suele ser normalmente de preferencia para la confección de sonetos. El segundo soneto es exclusivamente pentasilábico (5+5…); el primero consta de dodecasílabos en los primeros versos de cada terceto (7+5), en un intento de cortar la monotonía pero (espero) no la inherente musicalidad de los mismos.
Aclaremos por otra parte, que el patrón de rima convencional de los cuartetos en un soneto (ABBA/ABBA o ABAB/ABAB) se ha violado; un requerimiento en esta composición ha sido entonces el “pagar impuesto” mediante la adición de una rima interna. Otra propuesta que se pone a consideración, es presentar preguntas y/o dudas en los cuartetos, y en especial intentar conectarlas independientemente (primer pentasílabo del tercer verso con el primer pentasílabo del cuarto, y de igual manera entre los segundos pentasílabos de dichos versos) sin que la lectura corrida del poema pierda sentido. Finalmente, se busca el “cántico repetitivo”, la iteración, mediante el fuerte uso de elementos de los versos 2 y 6 para el inicio de los tercetos. La rima grave en los pentasílabos y otros detalles menores se dejan para el análisis del lector.
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