Había una vez un niño, que quería ser poeta Se compró una libreta y un lápiz de grafito, Garabateó algo escrito, que ni el entendía Sabía que no sabía, como crear poesía, pero
Sin embargo fue aprendiendo, ya no eran Garabatos, comenzaba a entender, el placer Que daba ver lo escrito en un papel, pero No estaba conforme, con su talento escaso.
Por eso hizo que el fracaso, se convirtiera En triunfo, escribió y escribió, hasta que un Poema bien escrito le salió, contento corrió A ver a su padre, que le dijo ¡vete!, no molestes
Con su cabeza gacha, a su recámara regresó Encendió la tele, y puso las noticias, donde Se enteró de un concurso de poesía, allí Mismo presentó su trabajo rechazado
Por ese padre indiferente, que no lo escuchó Con la suerte de dios santo, pudo ganar El concurso, a su casa regresó orgulloso A su padre fue a contarle, del poema ganador
El padre ocupado, increpó ¡Vete niño! no molestes, No ves que estoy leyendo las noticias, el niño triste A su recamara volvió y de ella, nunca jamás salió El padre que sin pena, el diario no dejó en un recuadro
Muy chiquito su apellido encontró, era la noticia de su niño Ganador del concurso de poemas, que con desprecio No leyó, fue entonces en su búsqueda y a la recamara llegó Golpeó varias veces a su puerta, pero el niño no salió
Por eso con un golpe, esa puerta derribó con sorpresa Al entrar, vio a su niño caído envuelto en sangre Apretando con su mano un pedazo de papel El niño estaba muerto, el poema estaba con él
Lo aferraba a su pecho, como protegiendo su triunfo El padre, tomó el papel y presuroso entre sollozos Se dispuso a leer a medida que leía su corazón Más fuerte latía, pues aquel niño que yacía
Ya sin vida a sus pies, dedico la poesía a su héroe, Que no era otro sino él, desesperado tomó al niño Entre sus brazos, lo elevó beso su frente Fría de muerte Asesina indiferencia, que dejó sin vida a su vida
Cambiando su existencia, maldijo mil veces por no darle El Lugar, que aquel niño merecía ya pasaron muchos Años, casi una eternidad, Pero en cada primavera Visita su tumba, convirtiéndose en poeta para llevarle una flor.
Por Conrado Augusto Sehmsdorf (Kurt) ©2012
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