Qué pena da ver las cenizas de nuestro amor inmenso Cuanto valor hoy, le doy a todo lo que vivimos. Pienso y mis ojos se ponen turbios de lágrimas grises Como sudor frío en tardes calientes, saber que no esta Tu sonrisa en mi vida, sentida ausencia en mi corazón.
Es la razón de existir y el morir un poco mañana, La luz que entra por mi ventana, trae aquellos recuerdos Vagos, lejanos, como desiertos sin oasis, cierto Pensamiento de un moribundo esqueleto, de huesos Rancios, tirados como al olvido en algún cementerio.
Pasaron muchos años de aquellas alegrías póstumas Pero aún siguen doliendo en el alma, como si estuvieras Aquí, a mi lado tendida, abrazada a mi piel, hielo Que siento caliente, porque se derrite cuando sueño Triste es estar solo, amarrado a un puerto que no existe.
Por Conrado Augusto Sehmsdorf (Kurt)
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