Deseando amarte y por ti sigo esperando. ¡Es triste esta desilusión! ¿De qué ha valido seguir imaginando y soñando con una falsa ilusión?
¡Pobre de mí!… No quise ver el final. ¿A quién he de culpar por la ingratitud de tu querer? A esas palabras de amor, se me ofrecían como un vendaval, las que pronunciaron tus labios y me alcanzaron enloquecer.
¡Qué ironía! ¿Cómo pude en ti creer? Si siempre me decías que solo se ama una vez. Pensaba que el amor renace y comienza a florecer, entenderlo así ¡fue solo una estupidez!
Dejo atrás del doloroso camino, caprichos y aspiraciones que ya no estarán conmigo. Fantasioso pensamiento cabalga con mi destino, no es verdadero el amor, si ese amor yo lo mendigo
Julio Medina 1 de marzo del 2011
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