CONFESIÓN SUPLICANTE
Mírame miseria de las hojas secas, que vive de las nubes, y se llena de ilusiones, cuando arremete la cara un mal, muriendo en el alma la materia. ¡Combinación que pasma!. ¡Dualismo que contrasta!.
Por el polvo de la abatida frente, y el tiempo sin vasallos muerde, aquel vendaval que azota, tantas rosas amarillas, negras y verdes, horrorizadas en un luctuoso manto.
Sí, sí… ¡No me dejaron ser!. Y sin inquirir me derramaron, murmurando balbuciente, enarenado me incendiaron, en el bosque apacible solo, sembrando flores, recogiendo cardos, plácidos pétalos y agujas.
Como una buena perla pierde. Como un rayo dispuesto a ser clavel. Como un libro de honor precipitado.
Porque tiene el hueso hogueras, corren y cantan. ¡No hagas caso!. Vamos a ver la nieve riendo, al saber del anzuelo, sus secretos.
¡Descúbrelos míralos!.
Ellos deben al deber su deuda evitando al beber embeberse como el tren serené y esperé entre teje, entre desteje.
Nadie hay que sepa todo con el rostro de la verdad entre la piel y el hueso Estúdiatelo Apréndetelo Y Presto Avísamelo, volando suave.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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