Una gran obra de ingeniería
Fecha
28-8-2015 20:22:35
Tema:
Frases y Pensamientos
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En la última década, tal vez los avances en la ingeniería financiera sean los logros más espectaculares jamás concebidos para controlar los procesos aleatorios. Y quizá esta horrible deformidad del concepto básico de “mercado libre” constituya su propio Waterloo, que espera al acecho.
Los Bancos Centrales del mundo occidental (para el beneplácito de los mega-bancos privados y las grandes corporaciones) han manipulado tasas de interés hacia valores irrisoriamente bajos, impreso papel moneda (o cyber-moneda) a discreción, y alegremente ofrecido dicho circulante a modo de rescate a grandes entidades privadas al borde del colapso.
El destino preponderante de ese dinero no ha sido la recapitalización estructural, modernización y expansión de la planta laboral. Los beneficiarios generalmente prefirieron salir a comprar sus propias acciones. En los Estados Unidos y Europa, el motor laboral (trabajadores entre los 25 y los 55 años de edad) sufre tasas de desempleo similares a las previas a la crisis global del 2007. Hoy se le debe más a nivel individual y público a los mismos rescatados, y los déficits fiscales de los países del mundo occidental parecen no tener límite de alta alguno.
Y la vieja pregunta de sentido común es: ¿quién se ha quedado con el dinero? Basta mirar cómo ha cambiado el coeficiente de Gini en los últimos diez años en territorios del mundo occidental (parámetro básico para medir la distribución de la riqueza en un país) para obtener una respuesta clara. Los países productores de “commodities” han de sufrir codo a codo con el “mundo desarrollado”, por tener la desgracia de producir bienes reales que no se aprecian tanto como los ingenierilmente manejados.
Las grandes compañías, otrora cunas de “think tanks” de innovación como IBM y AT&T parecen haber hace años entrado en “recesión intelectual”. Lo que importa ahora es cómo se verán los libros contables en el próximo trimestre, y no cómo se verá la nueva tecnología que revolucionará nuestra forma de vivir en veinte años. Esto último costaría poner en riesgo una cuantiosa fortuna.
Usar dicha ingeniería financiera como el fármaco sedante para medicar a una fuerte recesión, en vez de ponerle el pecho y salir de ella naturalmente, opina quien escribe tendrá espantosas consecuencias globales en el término de los próximos dos a diez años. Toda “asistencia química” suele requirir de dosis cada vez mayores y potencialmente letales para lograr igual efecto.
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