[img align=center width=420]http://4.bp.blogspot.com/-n7h6EanW-OE/UHMkKGp82II/AAAAAAAAAVQ/6fAdV-0wO5U/s1600/cielo+gris.jpg[/img]
¿Dónde hallar a ese hombre, el que vive como un gozne, pegado a la puerta de una existencia que no quiso traspasar, ese que el horizonte ciega, que los labios de la primavera silencian, que el repique del ave y sus flores convierten en piedra?
Porque este suelo y cielo mío es uno. O serán el beso de dos abismos o dos fauces grises. El sol ya ha dispensado todas las cenizas de su pecho. ¿Dónde ese hombre, que siempre fue inquilino de páramos? Quiero escuchar su discurso tranquilo, su sangre dormida callando el cansancio de la mía. Él vive con sal en sus heridas y yo necesito todo eso, la historia pequeña y completa de las llagas indolentes.
Mientras, espérame del otro lado de los escombros.
©Gustavo Larsen
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