ODA AL CORAZÓN
De los abruptos latidos al miedo incendiado de pasión roja la noche el bosque en la piel en la mirada desenterrando muslos, pechos y suspiros anudando barro y aliento desnudando pulso y gozo transformando las palabras las pupilas bajo el vientre desbordante de rosados claveles latiendo con ritmo a veces perdido en el pecho en el lecho en el techo con dolor agudo del no saber o de saberlo imposible temiendo seguro y desvalido a veces muchas noches escribiendo a la luna el sol a la vida transparente a veces luchando con la razón sin prudencia sin desearlo latiendo soledades andando feliz y lejano. Un día, y otro...
Latiendo latiendo no tanto junto al relámpago seco ondulando paso a paso con la primavera con el verano arrítmico cantando aleteando cansado incomprendido emocionado en los labios en las manos en los ojos en la cama en la noche latiendo y quemando recuerdos del agua en el placer de las llamas que sueñan vivir en la sombra late que late...
¡Oh, tú, corazón! que no se deja tocar una vez más más tiempo galopando nervioso en el suelo en la suela en el cielo de piedra pocos se dejan se acercan convencidos late que late...
¡Oh, corazón, poderoso!. Guardián de la vida. ¡Oh, especial!. De la luz guardián del silencio que sacude el tiempo impulsando la sangre del cuerpo y del alma, latiendo... Latiendo... ¡De milagro!.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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