PLANTADA
En esa habitación tan desnuda estaba ella sin la cama sin la silla en el piso en las paredes grandes sombras indiscretas con la vela la ventana muy alta solo viendo con el cristal opaca sus alas como ramas secas impacientes a veces no siempre escondía la noche hasta la mañana ahora mariposa mañana palomilla menos el gris que cambiaba seguido por el azul verdoso brutalmente ligero en el techo manchado.
Recuerdo al ruido estremecerse frío. Desgranándose atrevido del silencio. En el patio el árbol esperaba quieto, su vuelo en las hojas el aire helado. Inmóvil desea el agua la raíz del cielo. Del momento que desata los siguientes, sueños de otros sueños en fragmentos. ¡Que duermen en el fondo durmiendo!. Al despertarse, flor no era un insecto, ni árbol, ni nada, que no estuviera bajo sus dulces pies, que nadie le veía todos le decían. ¡Flor, flor!. Ese era su nombre. Desde que el colibrí huyó y la dejó.
Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
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